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Miles de personas asistieron al funeral de Otto Warmbier, el estudiante estadounidense que fue repatriado la semana pasada en estado de coma tras permanecer preso 18 meses en Corea del Norte. “Los norcoreanos tienen que rendir cuentas”, declaró el senador Rob Portman durante la ceremonia en el colegio donde estudió Otto. El mismo falleció el lunes pasado a sus 22 años.
WASHINGTON.- Unas 2.500 personas asistieron a la ceremonia, que se celebró en el antiguo colegio secundario del estudiante. Al sonido de la gaita, los allegados llevaron el ataúd hasta el coche fúnebre, que lo trasladó a un cementerio de su ciudad natal Cincinnati, en Ohio, donde fue sepultado.
Las calles estaban adornadas de cintas blancas y azules, los colores de la escuela secundaria donde salió diplomado en 2013, situada en la pequeña ciudad de 8.000 habitantes de Wyoming, también en Ohio. Las banderas estadounidenses y mensajes de apoyo eran visibles a lo largo del recorrido del cortejo fúnebre.
La ciudad entera tenía el corazón en un puño durante su detención en Corea del Norte, explicó una asesora pedagógica de su escuela secundaria a la cadena CNN. El joven, “brillante, popular y con un gran futuro por delante iba a comerse el mundo, por eso está pérdida es tan dura”, estimó Cynthia Meis.
Condenado en 2016 por la Justicia norcoreana a 15 años de trabajos forzados por el robo de un cartel de propaganda de Pyongyang, Otto Warmbier había sido repatriado el 13 de junio con lesiones cerebrales resultantes de un paro cardiorrespiratorio, según los médicos que le recibieron en Cincinnati. El origen de su coma profundo sigue siendo misterioso.
Su muerte ha acentuado las tensiones, ya fuertes, entre Washington y Pyongyang, con la carrera armamentística de fondo.
Donald Trump denunció a Corea del Norte como un “régimen brutal”, y dijo estar determinado a impedir que inocentes sufran tragedias como ésta. Tras una reunión en Washington de altos funcionarios de Estados Unidos y China, aliada de Pyongyang, el jefe del Pentágono Jim Mattis rindió homenaje al joven.
“Su muerte sobrepasa el entendimiento”, refirió Mattis. Por su parte, el senador Rob Portman, de Ohio, denunció las condiciones espantosas de detención de Warmbier en Corea del Norte. “Nunca tendría que haber sido detenido”, dijo, al tiempo de advertir que los norcoreanos tienen que rendir cuentas sobre lo ocurrido.
COREA DEL NORTE NIEGA TORTURAS
Corea del Norte aseguró que la muerte del estudiante universitario estadounidense Otto Warmbier poco después de su regreso a casa fue un misterio y negó las acusaciones de que había muerto por tortura y palizas durante su cautiverio, al producirse sin fundamento. Así explicó un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte.
“El joven Otto Warmbier fue una víctima de la política de paciencia estratégica del expresidente estadounidense Barack Obama, cuyo gobierno nunca pidió su liberación”. “El hecho de que Warmbier muriera repentinamente en menos de una semana justo después de su regreso a Estados Unidos… es un misterio para nosotros también” refirió la agencia oficial KCNA.
Warmbier, de 22 años, fue arrestado mientras visitaba el país recluido como turista. Fue condenado a 15 años de trabajos forzados por intentar robar un objeto con un lema de propaganda de su hotel, informaron medios estatales norcoreanos. Él fue enviado a casa la semana pasada sufriendo daños cerebrales.
Katina Adams, portavoz de la Oficina de Asia del Este del Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo que Washington había pedido repetidamente la liberación de Warmbier bajo la Administración de Obama.
Su muerte provocó un conflicto entre Corea del Norte y los Estados Unidos, que ya estaba agravado por los desafiantes lanzamientos de misiles de Corea del Norte y dos pruebas nucleares desde principios del año pasado como parte de su esfuerzo por construir un misil balístico intercontinental con punta nuclear (ICBM) capaz de llegar a EE.UU.
Un funcionario estadounidense dijo el jueves que Corea del Norte había llevado a cabo otra prueba de un motor de cohetes que se cree está vinculado al programa ICBM de Pyongyang.
