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Más sombras que luces

Fin de año como siempre es buen momento para los balances, para revisar lo actuado, para trazarse nuevas metas y encarar con mayores posibilidades de éxito el año 2019, que está por ser estrenado.

Se cierra un ciclo y empieza otro, y es una brillante oportunidad para enmendar errores, unificar criterios, mirando siempre el bien del país y de todos los paraguayos que nos merecemos e imploramos por un país mejor.

En el plano político, las cosas tuvieron más sombras que luces. Desde el principio, cuando el presidente recién electo, abandonó la sonrisa con los de HC, que habían trabajado denodadamente por su campaña, y les mostró los dientes apretados, se encerró en sí mismo y dio señales negativas que sus partidarios entendieron perfectamente.

Aplicaron el cinismo stronista para dejar fuera al senador más votado de los comicios, Horacio Cartes, el hombre que había hecho posible la victoria del Partido Colorado. Electo y proclamado, con toda la legitimidad posible, fue dejado de lado impunemente, hasta el momento, por una circunstancial mayoría en el Senado, perpetrándose una terrible historia que se prolonga hasta el presente, constituyéndose en un hecho grotesco que ensombrece todo discurso relativo a la “recuperada institucionalidad del país”.

Si este problema no se subsana, difícilmente se pueda avanzar en el diálogo en el Partido de Gobierno. Ya terminó el tiempo de la inocencia, de creer que las cosas iban a cambiar, que era algo pasajero, ahora ya todo el mundo está en guardia y no está dispuesto a ceder un  ápice de terreno, para seguir siendo pisoteado.

Es el caso que está siendo fogoneado con el expresidente, Nicanor Duarte Frutos, a la cabeza, metiendo la mano en las arcas de Yacyretá. Pretenden que sea el  punta de lanza para ganar la titularidad de la ANR y desde allí aniquilar a las huestes del expresidente, que sigue ostentando  la mayoría.

Así en todos los órdenes. El ministro de Educación, Eduardo Petta, acaba de cometer un sincericidio y admitió públicamente que “ningún político va preso si no media un guiño del presidente de la República”. El ejecutivo, manipulando a la Justicia, como en la época de Stroessner y otras más.

Claro que no todo está perdido. Quedan aún más de cuatro años de gobierno, así que este fin de año podría ser un buen tiempo para reflexionar y analizar la situación y buscar una salida, lo más digna posible y que alcance la reconciliación entre los sectores internos de la ANR, que tanto necesita el país.

Abdo Benítez está muy a tiempo de dar un golpe de timón, asumir con fuerza las riendas del gobierno, que parece estar a la deriva, y hacer que las cosas recuperen el cauce que tenían antes del 15 de agosto pasado, a fin de aprovechar todo lo positivo que se consiguió en el gobierno anterior, y así poder continuar con un proceso que logró estabilizar y acrecentar la economía nacional y que el país ocupara lugares de preeminencia en la comunidad internacional.

Es absurdo que desperdicie todo lo positivo recibido. Ningún nuevo presidente empezó su gobierno con tan buenas perspectivas, y desecharlas solamente por un afán vengativo y persecutorio es absolutamente desatinado. Aún hay tiempo de empezar a hacer bien las cosas.

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