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El médico, Alder Morel, propietario de la Unidad Médica de Emergencias (UME), acusado por negligencia médica, fue absuelto de culpa y pena. El profesional de blanco fue juzgado por la muerte de Liz Romina Zarate Licitra, hecho ocurrido en el año 2007. Los familiares denunciaron que el doctor abandonó a su paciente pese que la misma se encontraba en delicado estado de salud.
CORONEL OVIEDO (Por: Néstor Ojeda Mendoza).- El tribunal de sentencia integrado por los magistrados: Ninfa Torres, Catalina Riquelme y Jorge Franco, dictaron el fallo condenatorio.
La defensa del procesado fue asumida por los abogados Andrés y Antonio Alvarez, quienes refirieron que los peritos pudieron demostrar que en el año que falleció Liz Romina, aún no se tenía los conocimientos médicos exactos sobre la enfermedad del dengue visceral, por lo que difícilmente cualquier médico del Paraguay hubiese diagnosticado la enfermedad.
Con este argumento pudieron contrarrestar cualquier acusación contra el médico y de su asistente de enfermería de nombre Cinthya Alonso. El galeno durante el tiempo que se desarrollo el juicio oral y público, contó con el respaldo de sus colegas médicos, amigos y familiares, hasta que finalmente se dictó el fallo.
Por otro lado, los familiares de la fallecida, desde unos 11 años venían batallando por los pasillos tribunalicios a los efectos de esclarecer la muerte de la adolescente que en ese entonces contaba con apenas 17 años de edad. Para la madre de nombre Gladys Licitra, su hija perdió la vida por supuesta negligencia del médico.
Según los antecedentes, en la tarde del 14 de marzo del año 2007, se constituyeron hasta el sanatorio UME, propiedad del Dr. Alder Mendoza, por un caso de dengue, diagnosticado por otro profesional médico. Allí, pidieron la ayuda de Mendoza, pues era el profesional especialista en esta enfermedad.
Tras examinar a Liz Romina, manifestó a los padres que no se trataba de dengue sino de una molestia estomacal, y que debía quedar internada bajo observación, a la que le suministraron suero por encontrase deshidratada.
Con el paso de las horas la enferma empeoró hasta que se descompensó, momento que sólo recibió la atención médica de una enfermera, cuando solicitaron la presencia del médico.
Los allegados aseguraron que usaron todos los medios para comunicarse con Mendoza, pero no le encontraron y tampoco contestaba a las llamadas.
Liz Romina dejó de existir alrededor las 18:00 horas del día 15. Después de una hora y 20 minutos, apareció el médico, quien ya nada pudo hacer, según expresiones de sus familiares.
