ADN Digital
Gran parte de la prensa paraguaya ha caído a niveles impensados de hipocresía y cinismo, motivada exclusivamente por su miedo visceral a la posibilidad de que continúe el modelo de gobierno iniciado por Horacio Cartes en el 2013.
Ante esta posibilidad, los medios que presumen de ser independientes no tienen ningún empacho en tratar de ensuciar a personas probas, limpias, honestas, solamente porque estas piensan que allí donde ellos ven basura, ellas ven realizaciones y progreso. Y, sobre todo, porque se muestran abiertamente a favor del gobierno al que no piensan dar ni un resquicio en esta etapa electoral.
Nadie en su sano juicio puede dudar del inmenso corazón y el espíritu solidario del padre Aldo Trento, quien ha dedicado su vida a la asistencia a enfermos terminales a los que da paz y calidad de vida, por lo menos al final de sus días. Su fundación, San Rafael, es reconocida en todo el país por su gran entrega hacia esas personas olvidadas por una sociedad con clara tendencia hacia el exitismo y la ambición.
Pues bien, ahora Trento es la representación de los males. Pero que nadie se engañe, no es que se lo descubrió acosando a algún niño o protegiendo a curas pedófilos. Ni siquiera se lo puede señalar por quedarse con la limosna de la Iglesia. Ahora se ha convertido en casi un delincuente por haber tenido el atrevimiento de destacar las buenas acciones de un gobierno al que esta prensa venal y superficial ve como enemigo de sus patrones.
Según Pa’i Trento, el gobierno de Cartes hizo en 4 años mucho más de lo que lo hicieron los que gobernaron los 24 anteriores, teniendo en cuenta que desde hace 28 años él vive en Paraguay, así que solamente habló del período de tiempo que él conoce, pero que coincide exactamente con el transcurrido desde el golpe de Estado que derrocó a la dictadura.
El sacerdote no inventó nada ni hizo un discurso basado en irrealidades. Las cuestiones que mencionó fueron puntuales y concretas. Y así también, aseguró que quienes no ven estas cuestiones tan claras era porque no lo querían hacer, por lo tanto, sus intenciones no eran claras.
Concretamente mencionó al periodista Santiago González, alias “Santula”, de quien dijo que publicaba lo que le ordenaba su patrón, Antonio J. Vierci. En esto tampoco mintió el cura, puesto que desde hace tiempo la credibilidad del conductor de Telefuturo y Ñandutí se fue al demonio porque empezó a mostrarse como lo que realmente es, una persona tendenciosa y manipuladora, poco interesada en la verdad y el periodismo serio.
Por eso no solamente es absurdo e hipócrita el ataque a Trento, sino la defensa corporativa a quien algunos llaman “Chantula”, cayendo en el error de presumir que los periodistas estamos sobre las leyes y la sociedad, sin importar que digamos cualquier disparate, perjudicando alegremente a quien fuere, con tal de conseguir objetivos oscuros y muy lejanos a lo que debiera ser la misión del comunicador.
Algo tiene que estar muy mal en nuestra sociedad para que una persona de la altura moral del padre Trento deba sufrir ataques tan inmisericordes, y un personaje oscuro como Santula tenga que ser tratado como una víctima de persecución. Muy mal.