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El “MeToo” llega a la política argentina y provoca renuncias

El impactante testimonio de la actriz argentina Thelma Fardín, que denunció haber sido violada a los 16 años por el actor y cantante de tangos Juan Darthés, provocó una reacción en cadena en la política argentina. Empleadas de autoridades denunciaron acoso y obligaron renuncias. La repercusión del movimiento “MeToo” generó una ola de indignación popular en el vecino país, mientras en Paraguay aún se observa mucha indiferencia.

BUENOS AIRES.- La valentía de la joven actriz de la tira “Patito Feo”, motivó una reacción similar en secretarias, asesoras y militantes que denunciaron haber sido acosadas por sus jefes políticos. El escándalo atravesó a todo el espectro político argentino, desde la fuerza que lidera el presidente Macri, hasta los jóvenes de La Campora de Cristina de Kirchner.

El único político que reconoció los hechos, con el insólito argumento que fue criado en una “sociedad patriarcal”, fue el senador bonaerense de agrupación kirchnerista, Jorge “Loco” Romero, quien no es un dirigente más, ya que manejó históricamente la caja de “la orga” en la provincia de Buenos Aires y tiene lazos estrechos con Máximo Kirchner y Andrés “Cuervo” Larroque.

La exmilitante Solange Teff, publicó en Facebook que una noche luego de una salida con otros referentes de la agrupación, Romero le ordenó que tuviera sexo con él y otros dos hombres, y luego la encerró en un baño, donde intentó obligarla a que le practicara sexo oral.

“Cuando por fin logro salir de esa cocina el “Loco” me agarra y me encierra en el baño con él impidiéndome salir. Se baja los pantalones, saca su miembro afuera y me empieza a pedir que le practique sexo oral. Lo cual me negué reiteradas veces y le suplicaba que me dejara salir. Le llegué a prometer que otro día lo hacíamos para que me abriera la puerta, golpeé las paredes y la puerta para que alguien me abriera. Nadie me ayudó. Éste no me forzó a que le practicara sexo oral, pero sí me insistió y no me dejaba salir del baño. Yo estaba desesperada”, publicó Teff.

“A los meses me fui de La Campora, harta de ver a mi abusador ahí y a los abusadores de mis compañeras. Con miedo porque ya había hablado con mis responsables y no habían hecho nada al respecto”, reveló la joven.

Romero no es el único dirigente del gremio que atraviesa denuncias de abuso o acoso sexual. El ex referente de la organización en la localidad bonaerense de Vicente López, Gustavo Matías, también fue denunciado por la militante Sofía Amarillo, que también hizo pública su acusación por Facebook.

EL MACRISMO TAMPOCO SE SALVA

Pero la fuerza del presidente Mauricio Macri no quedó a salvo de la ola del MeToo, que golpeó con fuerza en la Argentina. Nada menos que su ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, renunció a disputar en las elecciones del año que viene el municipio bonaerense de La Matanza, el más grande del país. Según informaciones, los motivos serían por la denuncia por ataque sexual durante su adolescencia que presentó una mujer que dice haber sido compañera del secundario del funcionario.

El pasado viernes otro hombre de la fuerza de Macri quedó involucrado en un caso de acoso. Se trata de Fernando Ponce, presidente del Concejo Deliberante de La Plata. Una exempleada lo acusó penalmente por “coacción contra la libertad y la integridad sexual”. Ponce respondió contra una demanda por falsa denuncia.

LAS DENUNCIAS SE TRIPLICARON LUEGO DE LA ACUSACIÓN DE THELMA FARDÍN

El mundo que se abrió tras el impacto de la denuncia hecha por Thelma Fardín contra Juan Darthes. En la última semana, y según datos de las operadoras de la línea 144 de violencia de género, las denuncias por abuso sexual se triplicaron en Argentina. El aumento explosivo de las acusaciones dejó al descubierto que las víctimas en su mayoría son niñas, niños y adolescentes.

No solo se revelan casos actuales, sino que se pide ayuda y contención para hablar de hechos ocurridos hace muchos años, de personas que ahora se dan cuenta que aquello que les ocurrió en la infancia no era natural ni secreto, como le habían hecho creer. Casi siempre son abusos intrafamiliares: si no es el padre es el padrastro, tío o hermano de la víctima.

Mientras los videographs de la televisión no paran de replicar que ante un caso de abuso hay que llamar a la línea 144, las trabajadoras de esa línea, donde hubo despidos en el último año y por eso piden reserva de sus identidades, sufren un desborde institucional. “A partir de la denuncia de Thelma, estamos diciendo que los funcionarios salen a apoyar y derivan a las mujeres a la línea, pero son ellos mismos los que se encargan de vaciar la política pública”, manifestaron.

Por tomar un solo distrito de la Argentina, según datos del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, en todo 2017 se denunciaron 7.969 casos. De ellos, en 4.801 las víctimas fueron mujeres menores de edad y 954 varones menores de edad.

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