LESBOS, Grecia.- Menores no acompañados, mujeres embarazadas o personas víctimas de tortura no reciben alimentos y agua en la isla de Lesbos. Y viven rodeados de suciedad e incluso ratas.
Hacinados, casi sin agua y comida, con un único médico que pueda atender sus problemas de salud y rodeados de suciedad e incluso ratas. Así viven miles de migrantes y refugiados atrapados en la isla griega de Lesbos, incluidos cientos de mujeres embarazadas, menores no acompañados y otras personas vulnerables a las que se debería dar un trato preferencial a la hora de tramitar sus solicitudes de asilo.
Aunque según la legislación griega y de la UE los menores no acompañados, las embarazadas o madres lactantes, las personas con discapacidad o víctimas de tortura son consideradas como vulnerables y se les debería garantizar acceso al sistema de asilo heleno, muchos de ellos se ven atrapados en el proceso acelerado para su devolución a Turquía, país del que partieron en pequeñas embarcaciones, y sin el alojamiento y la atención médica adecuada que requieren, denuncia Oxfam en su informe vulnerables y abandonados.