Efraín Alegre (centro) fue uno de los promotores de la violencia que derivó en el incendio de la sede del Congreso y la muerte de un joven dirigente liberal. (Foto: La Nación)
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Ministerio Público encubre a políticos y medios violentos

Hace tiempo que hay duros cuestionamientos a la labor de la Fiscalía; pero hasta ahora no había caído en un nivel tan bajo y desvergonzado al dar impunidad a un grupo de políticos y medios de comunicación que de manera abierta viven alentando la violencia como única arma que tienen para contrarrestar a sus rivales de ocasión.

ASUNCIÓN.- Cuando leemos que en países vecinos los delincuentes van a parar a la cárcel sin importar el cargo que tienen es cuando más notamos lo mediocre y venal que es nuestro Ministerio Público, cuyos agentes fiscales –salvo muy raras excepciones- adecuan su actuación a lo que les dictan quienes hacen de la violación de la ley su forma de vida.

El caso del ataque al Congreso el 31 de marzo pasado es prueba palpable de que la Fiscalía responde más a intereses políticos y empresariales que a la ciudadanía. Hay videos y cruces de llamadas que demuestran que los cabecillas del “grupete” manejaron al grupo de patoteros que, primero tiraron piedras a los policías, provocándoles para que reaccionaran, y luego, de manera violenta, tomaron el edificio del Senado y le prendieron fuego, ocasionando daños millonarios que generarán un millonario gasto a las arcas del Estado.

Hay suficientes indicios que señalan que los patoteros eran operadores políticos liberales, manejados por Efraín Alegre, y miembros de una barra brava del Club Olimpia, que fueron convocados por Mario Abdo Benítez.

Para colmo, disidentes y opositores no solamente orquestaron la violencia de esa tarde/noche sino que ni intentaron disimularlo ya que hay imágenes que los muestran festejando la transmisión de los canales de televisión que transmitían la toma al Congreso.

Pero nada de esto es tenido en cuenta por los fiscales responsables de la investigación ni por el mismo Javier Díaz Verón, quien bien podría despedirse del cargo tomando una actitud valiente y aleccionadora, ordenando a sus agentes a llegar al fondo de la cuestión, identificando a los verdaderos responsables de la barbarie.

Porque los actores materiales ya fueron identificados e imputados. Pero es necio pretender que ellos son los responsables, puesto que lo que hicieron fue obedecer órdenes de quienes consideran sus líderes políticos. Estos son los que deben ser imputados y procesados. Además de los dueños de los medios de comunicación que se convirtieron en cómplices de los hechos ocurridos ese nefasto día.

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