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Nadie está a salvo

Sábado a la tarde. Calurosa jornada. Todo el mundo sudoroso, las calles de la ciudad relumbrantes de sol en el asfalto, baches, aguas servidas, el panorama habitual. Cientos de miles de autos, (después dicen que la gente no tiene dinero), nerviosismo, prepotencia de los conductores, nula presencia de agentes de tránsito, etc.

En el centro de convenciones “Mariscal López”, la única actividad resaltante del fin de semana se desarrollaba como siempre. Ajetreada, de final incierto, con rumores acerca de que no se alcanzarían las metas, etc. Nos referimos a la Teletón, que marca el toque de la cercanía de fin de año, todos los años. Los periodistas “famosos” se desgañitaban, actores, modelos, cocineros, todo el mundo ponía manos a la obra, requiriendo la colaboración de la gente, que se manifestaba lentamente, pero las horas pasaban y la meta parecía cada vez más lejana.

Cuando todo el mundo estaba ocupado en eso, de pronto empezaron a circular por las redes sociales unas “bombas de mil megatones”, como se dice vulgarmente. Que la TELETON era un fraude, que Don Francisco, el famoso conductor chileno, su creador, se embolsaba nada menos que el 10 % de las recaudaciones de todas las teletones del mundo, que las donaciones de las empresas privadas eran también una bazofia, porque les servía para descontar cuantiosos impuestos, etc, etc. Una mala onda, que te hacía sospechar realmente…increíble. También una supuesta carta de un afamado organismo internacional que desaprobaba estos eventos que colocaban en la picota pública a las personas con capacidades diferentes, lo cual atentaba contra sus derechos como personas. Una pálida total como dirían los porteños.

Las ya famosas redes sociales. Un bien, o un mal, de acuerdo a cómo se lo mire. Sin duda, llegaron para quedarse, es más, van a seguir yendo para adelante explorando condiciones cada vez más agresivas, que van a terminar quién sabe dónde.

Quizás lo terrible del tema sea el anonimato y la impunidad. Cada quien dice lo que se le viene en gana y saca su lado más negro, más resentido, más dañino y así se cometen todo tipo de tropelías que quedan, casi en el 99,9% de los casos, sin ningún tipo de castigo. Los famosos “hackers”, son una especie de dioses del Olimpo que todo lo pueden y a quienes se idolatra como dispensadores de todo tipo de hazañas en las redes.

Algunas empresas y sobre todo ciertos gobiernos autoritarios, cometen el error de querer combatirlas. Craso error. Ya lo dijo aparentemente Napoleón…si no puedes vencerlos, únete a ellos. No hay otra manera. Hay que sumarse, trabajar desde adentro,  conocer sus códigos, ver la manera de protegerse. Los Gobiernos más aún, deben contratar a expertos que saquen las castañas del fuego, una campaña en el “face” o el twitter, puede ser sencillamente demoledora.

Y en realidad, así como hoy están las cosas…nadie está a salvo.

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