El lunes se conocerá el Decreto del nuevo destino de Carlos Amarilla quien intempestivamente salió del entorno más cerrado de Mario Abdo Benítez.
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Nadie explica por qué Carlos Amarilla abandonó el entorno presidencial

 A Carlos Amarilla se le conocía irregularidades durante su gestión como gobernador de Central, pero no era impedimento -según determinación de la Casa de Gobierno- para desempeñar su nueva gestión, hasta que saltó su vinculación como “contador” de una pareja de narcos que hoy guarda reclusión. Aparentemente fraguó documentos contables para justificar la fortuna de Leoncio Marecos y Zulma Ríos de Marecos. En la medida que los medios escarban aparecen antecedentes narcos de gente que rodea al presidente Mario Abdo Benítez, quien cuestionó fuerte durante su campaña electoral y prometió caer con todo el peso de la ley, sin embargo, en las próximas horas premiaría a Amarilla, ocultándolo en Itaipú.

ASUNCIÓN.- Lo que aparentaba ser una semana rutinaria en Palacio de Gobierno, repentinamente se rompió con la renuncia de Carlos Amarilla, asesor político presidencial. Tomó de sorpresa a mucha gente debido a la cercanía al presidente Mario Abdo Benítez.

Comenzaron las especulaciones y hasta entonces el asesor renunciante tenía encima “solo” el antecedente de su presunta malversación de fondos estatales, del tiempo en que se desempeñó como gobernador del Departamento Central; hecho que no era suficiente para dejarlo fuera del Gabinete presidencial.

Pero dicen que “nadie resiste a un archivo” y ganó la luz un episodio que vincula al asesor presidencial a episodios con gente comprometida con el narcotráfico. El diario Hoy Digital encontró que “fraguó un informe (a solicitud de la defensa de los narcos) en el que decía que los ingresos del matrimonio tenían respaldo legal”.

Se trata del juicio que se le seguía a la pareja Leoncio Marecos y Zulma Ríos de Marecos que lograba demostrar el origen de la cuantiosa fortuna que disponían. Amarilla se prestó a encontrar estas explicaciones que al final no le convencieron al juez de la causa. La pareja acusada de tener vinculaciones con narcotraficantes fue al final condenada a 10 y 20 años de prisión respectivamente en 2007, por tráfico de drogas y lavado de dinero.

Esta sería la explicación de fondo de la acelerada salida de Amarilla del primer anillo del presidente de la República. Abdo Benítez no la pega una y no logra despegarse de los efectos que genera el narcotráfico, término que el usó mucho durante su campaña, para amenazar a quienes estuvieran en el ilícito. Más de una vez intentó adjudicar al movimiento Honor Colorado de estar vinculado al narcotráfico. La vida da vueltas.

Amarilla cumplía su primer mes al frente de uno de los escritorios más próximos a Abdo Benítez, el de asesor político e intentaba despegarse de las acusaciones de presunta malversación de fondos estatales, del tiempo en que se desempeñó como gobernador del Departamento Central, hasta que le vino el fuerte mazazo de ser “contador de narcos”.

El ahora renunciante, en 2016, durante su ejercicio como Senador del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) “ofició de testigo de la pareja de narcotraficantes conformados por Leoncio Marecos y Zulma Ríos de Marecos”.

Pese al esfuerzo contable de Amarilla el juez de la causa acusó a marido y mujer de “traficar estupefacientes y no esgrimieron argumentos ni documentos para justificar la fortuna que poseían”.

Leoncio Marecos y su pareja formaban parte del grupo narco liderado por Iván Méndez Mezquita (extraditado a EE.UU), considerado a inicios del año 2000 en la zona de Triple Frontera como el “rey de la cocaína”.

EN SILENCIO Y A LAS ESCONDIDAS

 Una vez conocida la renuncia de Carlos Amarilla de su cargo de asesor político del presidente Mario Abdo Benítez, todo el Palacio de López se llamó a silencio. Hasta el momento nadie salió a explicar, ni siquiera el ministro político Juan Ernesto Villamayor, principal vocero presidencial.

Amarilla tampoco responde a las requisitorias periodísticas y según sus allegados, “es probable que converse con los medios el lunes, cuando se conozca el destino que le ordene el presidente Abdo Benítez”.

A propósito, pese a la promesa presidencial de no apañar irregularidades y el ya trillado caiga quien caiga, el jefe de Estado tiene previsto un destino de oro para Amarilla. Ocuparía el ambicionado cargo de Consejero de Itaipú Binacional.

En su anterior posicionamiento, el de asesor político, fue quien pergeñó el guion del supuesto complot cartista para desestabilizar al jefe de Estado. Fue el más agresivo impulsor de la supuesta conspiración.

Ya no hablará al oído al presidente Abdo Benítez con la asiduidad de antes, pero a cambio Itaipú le pagará un salario que supera los 60 millones de guaraníes.

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