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Ni intentan disimular

De algo podemos estar seguros, a los senadores y diputados que integran la comisión bicameral del caso Messer les importa 3 pepinos lo que pase con el empresario brasileño ni que la Justicia aseste un duro golpe al crimen organizado; para ellos, su único interés es involucrar en algún ilícito a Horacio Cartes, porque están convencidos de que solamente consiguiendo que la Justicia lo investigue podrán liberarse de su sombra, la que hizo que la vara de su gobierno quedara excesivamente alta y, por lo visto, muy difícil de alcanzar por el presidente actual.

Lo que parecen no entender es que están a punto de convertir al ex presidente en casi un mártir, más aún porque, a pesar de las bofetadas recibidas, tanto por su correligionario presidente, como su entorno y sectores de la oposición, no reacciona ni solivianta a sus bases para que lo hagan. Si nos ponemos a pensar en la cantidad de humillaciones que ya recibió desde que terminaron las elecciones de abril, e incluso antes, porque bien que sus principales detractores se aprovecharon de su dinero y su imagen para hacer campaña a favor de su candidato, nos damos cuenta de que la estrategia política que tiene el líder de Honor Colorado no tiene nada que ver con el enfrentamiento y la revancha.

Su reacción ante la convocatoria de la bicameral fue impecable y sin objeciones posibles. Si no es senador activo es vitalicio (ellos mismos lo dicen), sea como fuere, es miembro del Congreso y por tanto tiene derecho a prestar declaración de oficio, es decir, por escrito. No eludió el llamado ni encontró excusas para no responder al requerimiento de los supuestos “investigadores” del lavado de dinero que habrían cometido Messer y sus asociados. Al contrario, se puso abiertamente a disposición de los legisladores, pero haciendo uso de un derecho absolutamente válido, declarar por escrito.

Pero, como era de esperarse, los integrantes de la comisión, especialmente su presidente, se volvieron locos e histéricos, y resolvieron, en un gesto que los desnuda de pies a cabeza y pone en el tapete, más que nunca, sus verdaderas y retorcidas intenciones, al judicializar la comparecencia de Cartes.

Si esta hubiera sido una comisión de verdad, con un presidente que contara con todas las atribuciones para serlo, sin ningún problema hubiera redactado las preguntas que les interesa a sus miembros que Cartes responda, y fijado un plazo para que lo hiciera. Es más; estamos seguros de que si le toca comparecer a algún legislador, sea activo o vitalicio, es exactamente eso lo que harán, un formulario para que respondiera de oficio.

Pero con Cartes no; porque a Cartes quieren verle sometido –ellos piensan que así lo someterán- así que ni el trucho Friedmann ni su séquito están dispuestos a permitir que responda por escrito. Para ellos eso no tendría valor porque no buscan la verdad, sino humillar al ex presidente, posiblemente cada uno de ellos por un motivo diferente, pero no van a cejar hasta conseguir salirse con la suya.

Algo tan sencillo como una declaración de oficio fue judicializado y ahora todo el proceso está paralizado. En lugar de esperar la respuesta de Cartes a sus requerimientos, ahora deberán esperar que un juez se haga cargo de su denuncia y, si lo acepta, obligue al ex presidente a presentarse. Tenía razón Enrique Riera con lo que dijo ayer, esto es puro circo.

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