Inicio / Impreso / No hago otra cosa que pensar en ti

No hago otra cosa que pensar en ti

Por: Marilut Lluis O’Hara
Por: Marilut Lluis O’Hara

Es tan descriptiva esa canción de Serrat de cuando te topás con una muralla que bloquea cualquier tipo de inspiración y no sabés para dónde tirar ni sobre qué escribir. Es, literalmente cierto, que ocurre cuando “las musas han pasao de ti”. Es exactamente lo que me ocurre en esta mañana de cálido domingo invernal, mientras en la redacción del diario aguardan expectantes mis materiales que hoy tardan más que otras veces, porque no se me ocurre nada.

Y no es precisamente porque no pase nada, como bien me lo hicieron ver mi hermana y sobrinos, que me rodean mientras esperamos que esté listo el asado. El Patrimonio Nacional está en terapia intensiva ante la mirada impávida de la Secretaría Nacional de Cultura y la Municipalidad de Asunción, que han priorizado los buenos negocios antes que la protección de nuestro acervo histórico.

Y el Pilcomayo! Qué terrible e inexplicable que el lado paraguayo esté seco y árido, con peces y yacarés muertos mientras el argentino parece cada vez más caudaloso y con mil distintos tonos de verde.

También me dijeron que escriba sobre Techo, que antes se llamaba “Un techo para mi país” (me gustaba más ese nombre), ese experimento que copiamos de otros países y que resultó un éxito, no solamente por la cantidad de familias pobres que fueron beneficiadas con una vivienda sino por los miles de jóvenes que aprendieron a servir a los demás donando tiempo y esfuerzo para contribuir a que sus compatriotas tengan una vida más digna. Es la prueba viviente de que a veces copiamos cosas buenas y que nos resultan exitosas, y no todo es como Calle 7 y otros engendros similares.

No pudimos dejar de mencionar la violencia, cada vez más irracional, y no solo de los delincuentes sino de la misma ciudadanía que la ha adoptado como forma de expresión y de solución de conflictos. Me recordaron el caso del joven rugbista que fue víctima de una feroz golpiza totalmente filmada por cámaras de circuito cerrado. Es tan doloroso ver cómo hemos perdido la tolerancia y el respeto al prójimo.

Recuerdo que cuando yo era joven y bella, allá por los años 80 y en plena dictadura, solíamos decir que en nuestro país “no pasaba nada”. La primera vez que pasó algo, la muerte de Somoza, yo estaba en España, así que me lo perdí. No es que no pasara nada en esa época, pasaban persecuciones, muertes, presos políticos, torturas, exilios, pero mi entorno y yo vivíamos en una nube de pedo y no nos enterábamos.

Ahora sí pasa, y lo sabemos. Pasan miles de cosas todos los días, cosas buenas y malas, constructivas y destructivas, que nos muestran como una ciudadanía activa y vital, que trabaja día a día por un país mejor, y que tiene avances y retrocesos como cualquier país de cualquier planeta. Hoy, mi familia me lo demostró.

Commentarios

comentarios

Mira también

Duplicación de rutas 2 y 7: pagan US$ 798.000 por indemnización

CAAGUAZÚ.- Para avanzar con el proyecto de duplicación de las rutas 2 y 7, en …