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No hay castigo para el pugilato de senadores

ASUNCIÓN.- Los integrantes de la mesa directiva del Senado no se animaron a tomar una postura sobre la pelea que tuvieron, en la última sesión, dos miembros de la cámara, quienes llegaron a la violencia física. Prefirieron que sea el titular, Roberto Acevedo, quien plantee algún tipo de sanción para los protagonistas del vergonzoso pugilato.

Muchas situaciones vergonzosas se han vivido en las cámaras del Congreso y no es la primera vez que dos legisladores se lían en una pelea en la que, incluso, se llega a la agresión física. Se podría decir, incluso, que este tipo de cosas es común en el Legislativo.

Pero lo común no tiene por qué ser normal, y, desde luego, en este caso no lo es, ya que las cámaras del Congreso tendrían que ser respetadas puesto que son los recintos en los que se elaboran las leyes de la República. Lamentablemente, sabemos que esto no ocurre y que diariamente la honorabilidad de este poder del Estado es pisoteada por sus mismos miembros, quienes hace tiempo perdieron la vergüenza y el respeto.

A fuer de sinceros, hay que reconocer que han pasado varias décadas desde que dos legisladores se liaran a trompadas y en este tiempo, si bien han abundado las agresiones verbales, la cosa no iba más allá.

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Carlos Núñez, senador.
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Pedro Santacruz, senador.

Pero el jueves pasado ocurrió lo que hacía tiempo no ocurría. En el momento de tratar el proyecto de modificación de la Carta Orgánica de la Policía Nacional, se enfrentaron el colorado Carlos Núñez y el pedepista Pedro Santacruz, quien se sintió ofendido por declaraciones de su colega, le exigió explicaciones a los gritos, y cuando su reclamo no fue satisfecho, se levantó y lo pateó.

Ese mismo día ya se habló de que en la reunión de la mesa directiva de la cámara, realizada ayer, se decidiría algún castigo para ambos legisladores, más que nada por el bochorno que hicieron pasar al resto de sus colegas. Pero ninguno de los presentes se animó a plantear una sanción, así que pasaron la pelota a Acevedo, y nadie asegura que él decida proponer un castigo en la próxima sesión.

Lo más probable es que no pase nada, ya que, por lo visto, el ridículo y el bochorno no son cuestiones que quiten el sueño a los honorables senadores de la nación.

 

 

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