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¿Cómo no va a importar?

Según Adolfo Ferreiro, que está a un paso del abismo por el tema de los audios del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, nadie en el Senado se ocupará de analizar la situación de su colega Eduardo Petta y su coacción a los fiscales que investigan el tema que compete a Javier Díaz Verón, porque “no importa; no vale la pena porque en el siguiente período ya no va a ocupar ningún cargo”.

Claro, Petta se postuló a candidato a gobernador de Central por la disidencia colorada, y perdió las internas contra el oficialista Hugo Javier González. Por este motivo, en este momento no es candidato a nada para el próximo período, así que el 30 de junio juntará sus petates y hará mutis por el foro, terminando con su paso por el Congreso Nacional.

Pero para que esto ocurra faltan 5 meses, y si la postura de los demás senadores es la misma que la de Ferreiro, y piensan que no tiene importancia lo que haga Petta en este momento, porque “él luego ya se va y no va a estar en el próximo período”, ¿eso significa que el disidente tiene carta blanca para hacer lo que le dé la gana durante todo este tiempo?

Eso es inadmisible y no resiste el más mínimo análisis. En este momento y por los próximos 5 meses, Petta es un senador de la nación, con todas las prerrogativas que le da el cargo y con la inmunidad que le otorga la Constitución. Además, es representante de la cámara ante el JEM, lo que le da aún más poder que el que tienen sus pares, puesto que forma parte del organismo responsable de juzgar a fiscales, jueces y defensores públicos.

No puede ser que lo que haga el disidente durante estos casi 150 días no tenga importancia, por más ilegal que fuere, solamente porque después ya no estará en el Congreso. Además, con toda la Asociación de Fiscales en contra, sería absolutamente contraproducente que Petta continúe representando al Senado en el JEM.

Ya se ha hablado mucho de lo que generó la reacción de la asociación presidida por la fiscala Victoria Acuña. De manera prepotente y sin atenerse a las más básicas reglas de convivencia entre los poderes del Estado, el senador disidente presionó a los investigadores de la causa en la que está involucrado el fiscal general, Javier Díaz Verón, para que se lo impute por tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. Y para que sus palabras tuvieran aún más contundencia, los amenazó con que, si no cumplían con la “orden”, se los juzgaría –en el jurado del que forma parte- por mal desempeño en sus funciones.

Si esto lo hubiera dicho cualquier otro senador que no fuera miembro del JEM, también sería grave porque implicaría la famosa y tan lamentable injerencia del poder político en la administración de Justicia. Pero siendo él mismo integrante del colegiado juzgador, la gravedad aumenta exponencialmente.

Al fin y al cabo, los poco más de 5 meses que debían permanecer en la cámara Óscar González Daher y Jorge Oviedo Matto fueron lo suficientemente importantes como para que el plenario les echara de allí. Así que el tiempo que le queda a Petta también tendrá que contar y ser importante para estos legisladores que ya tienen harta a la ciudadanía con su actuación que muestra que utilizan la vara más dura para medir a sus contendientes, mientras que a los suyos los mantienen entre algodones.

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