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No vengan luego con historias

Nadie duda de que todo el escándalo protagonizado por sectores de la oposición en contra de la candidatura al Senado de Horacio Cartes y, por extensión, de Nicanor Duarte Frutos, tenga un fuerte contenido político. Al terminar su mandato, quien estuvo al frente de la Presidencia de la República conserva gran parte del poder del cargo y puede convertirse en un líder incuestionable en la Cámara de Senadores.

Toda esa historia de que Efraín Alegre y sus socios se muestran como grandes defensores de la institucionalidad y de la Constitución, no es más que puro cuento que sirve para disfrazar el espanto que tienen de que HC conserve su poder y su influencia, a pesar de que ellos (como furgón de cola de Zuccolillo y ABC) consiguieron que no pudiera postularse para un segundo mandato en estas elecciones.

Hasta este momento, su intento de impedir que Cartes y Duarte Frutos juren como senadores activos se ciñó a lo dispuesto en la Constitución y las leyes. Acudieron, en primera instancia, a un Tribunal Electoral que les jugó en contra. Apelaron la resolución ante la segunda instancia, el Tribunal Superior de Justicia Electoral, que ratificó la decisión del Tribunal Electoral de la Capital.

Cerradas las puertas en el ámbito electoral, llegaron a la última instancia, la Corte Suprema de Justicia, con 6 acciones de inconstitucionalidad, 2 de las cuales ya fueron rechazadas por defectos de forma. Se aguarda la decisión sobre las otras 4, en donde ya se está analizando la cuestión de fondo.

Si el PLRA, Frente Guasu, PRF y Patria Querida siguieron todo el proceso establecido en la Constitución para impedir que Cartes y Nicanor juren como senadores es porque confían en el sistema legal del país, por lo que no pueden, después, ignorar las sentencias, si estas les son contrarias. Nadie acudiría, ni a la Justicia Electoral ni a la Corte Suprema de Justicia, si considerara que ambos organismos están integrados por personas corruptas y viciadas.

Es importante tener esto en cuenta para que no vuelva a ocurrir lo mismo que en el 2008, cuando a Duarte Frutos, en su primer intento por jurar como senador, se lo impidieron a pesar de que los organismos pertinentes habían dicho que estaba habilitado para el efecto. Nicanor fue víctima de la frase que dice “tein razón mais fica preso”. Todo lo habilitaba pero la mayoría de ese entonces decidió hacer pito catalán a las resoluciones e impedir que el expresidente pudiera asumir en el Senado.

Son muchas las ocasiones en las que priman los conceptos políticos y eso muy bien pudiera ser válido en esos momentos. Pero cuando se trata de interpretar lo que dispone la Constitución, el único órgano que tiene la última palabra y cuya resolución es vinculante, es la Corte Suprema de Justicia. Por lo tanto, las bancadas de la oposición del Senado no pueden ignorar la opinión de quienes ellas mismas consultaron y tirar por la borda la resolución del máximo tribunal de la República.

En un Estado de Derecho, debe primar, siempre, lo jurídico sobre lo político. Así es como se logra el correcto funcionamiento de las instituciones.

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