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Nunca dejó de ser obispo y violó la CN para ser presidente

Que Fernando Armindo Lugo haya desacatado una orden judicial e ignore la proclamación del Tribunal Superior de Justicia Electoral, no debe sorprender a nadie. Él, violando la Constitución Nacional en el 2007, se postuló para presidente de la República. Sin dejar de ser obispo y pisoteando el Art. 235 de la Carta Magna, “De las inhabilidades”, que incluyen a “los ministros de cualquier religión o culto”, fue candidato al cargo y para desgracia del pueblo ganó.

ASUNCIÓN.- El 4 de febrero del 2007 hubo una comunicación de la Santa Sede, del mismo Papa Benedicto XVI, en la que claramente dice que la condición de obispo es indeleble y permanente. Con esa aseveración se refirió al caso del obispo Fernando Lugo, aclarando que él nunca dejará su condición de prelado.

Y al respecto, nuestra Constitución Nacional establece en su Artículo 235, “De las inhabilidades” (punto 5), que “son inhábiles para ser candidatos a Presidente de la República o Vicepresidente los ministros de cualquier religión o culto”. Fernando Lugo, como obispo, era ministro de la Iglesia Católica.

El entonces presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, monseñor Claudio Giménez y obispo de Caacupé, dijo: “Lugo sigue siendo obispo y sigue siendo ministro de la Iglesia. Por el momento se le suspende el ejercicio de las funciones propias de un obispo como tal, pero la Santa Sede le dice que su condición de obispo es indeleble y permanente”, remarcó Giménez.

El entonces titular de la diócesis de Caacupé siguió diciendo que “no existe ambigüedad alguna en la posición asumida sobre el caso por la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), porque se basa en los documentos que el Vaticano envió a Lugo”.

Posteriormente, en el mes de febrero del 2008, se dio a conocer el texto del decreto de sanción vaticana “a divinis” para Fernando Lugo y le comunicó a través de una carta adjunta. En el texto le recuerda que fue amonestado por la Santa Sede e invitado a abandonar sus pretensiones políticas, tras presentar renuncia al ministerio eclesial. Agrega que “la petición le fue negada expresamente”.

La sanción aclara al exobispo que permanece en el estado clerical y continúa estando obligado a los deberes a él inherentes, aunque suspendido en sus funciones.

Giménez resaltó también que no debería asombrar la medida tomada por el Vaticano contra Lugo, porque es algo que se veía venir. “Todo este proceso prácticamente estaba previsto, se sabía que esto iba a suceder. Incluso, en el fondo el afectado lo deseaba”, dijo el prelado.

En esas condiciones, aun siendo obispo, Fernando Lugo siguió en carrera política, violando abierta y groseramente la Constitución Nacional y llegó a ser presidente de la República.

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