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Oportunistas y haraganes

Desde sus orígenes fue un  gran engaño. Una estafa nacional. Un supuesto impoluto obispo que se lanzaba a la arena política para redimir a la clase política y relanzar al país a grandes destinos.

Una farsa tremenda, una celada política, en  la que cayó todo el mundo. Por supuesto, la Iglesia, la dos veces milenaria institución que proclama el bien  en  todo el planeta, en Paraguay fracasó estrepitosamente. No dudó en apoyar a unos de sus “hijos” que resultó un bárbaro y lascivo personaje que hizo un gobierno terrible, descabellado, echando mano a un populismo barato, y que gracias a que fue echado a patadas, no llevó al abismo al país entero.

Pero  quedaron los huevos de esta serpiente, agavillados, cada vez son más pocos gracias a Dios, en el Parlamento y un partido escuálido que va desapareciendo a pasos agigantados. En las próximas elecciones quizás el supremo Creador obre la gracia de librar al país ya definitivamente de esta plaga, que ahora vive exclusivamente del presupuesto público. ¡Que se vayan a trabajar como Juan Pueblo ¡Caraduras!

Cuando por esas cosas de la mala política, el perverso Fernando Lugo, hombre de mil caras, todas corruptas y libidinosas, tuvo la oportunidad de presidir el Congreso, cerró su “actuación” con  algo tremendo. Transigió con el poder de turno y convocó a jurar a dos senadores truchos que no habían sido electos ni proclamados. Algo nunca visto en la escena nacional.

Sus adláteres, todos “nenes de pecho”, están metidos en todos los asuntos sucios del Parlamento buscando llevar agua para su molino, exclusivamente.

Se escandalizaron con el llamado a elecciones que hizo el TSJE en el caso de CDE… firmaron el libelo acusatorio, presentaron una denuncia penal adhesiva etc. Todo, por allanarle el camino a su candidato de toda la vida: Emilio Camacho, a quien encomendarían ocupar a su clientela política, actualmente ociosa y en desbande.

Hablado de malas intenciones, el tal Jorge Querey, es uno de los más entusiastas miembros de la comisión integrada en el caso Messer con el único propósito de buscar involucrar a Horacio Cartes con el mismo. No tiene otro propósito. El tema de fondo no les interesa, solo la posibilidad de inculpar al exmandatario. Y allí Querey está en su salsa, pontificando, cree que todo el mundo se chupa los dedos, falsario y cínico como su jefe.

Operando de aquí para allá también el “interminable” Carlos Filizzola, otro que jamás se cansa de vivir colgado del erario público.

El Frente Guasu, malhadado rejuntado de políticos improvisados, oportunistas y haraganes, sigue haciendo gala de lo que no debe ser en política en el Paraguay.

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