Al leer los diarios hasta resultan divertidas algunas noticias como la condición impuesta por el González Daher, para renunciar a su postulación como candidato al Senado o la simpática asociación de sementales en la alianza “Ganar” y otra, que por el contrario llena de estupor el “Razonamiento”, como la condena a dos médicas del IPS a pagar una suma de dinero, de cumplimiento imposible.
Según la publicación se trató de un caso ocurrido en el IPS hace 12 años, cuando una menor consultó por afección en el ojo. Las doctoras que la atendieron explicaron a los padres que la enfermedad ocular tenía tratamiento, pero que el IPS no disponía de esa posibilidad y que si querían curarla deberían trasladarla a otro servicio. ¿Dónde está la culpa?
Las mencionadas doctoras procedieron correctamente de acuerdo a la lógica y la Lex Artis y los familiares tuvieron tiempo necesario para resolver el problema, utilizando como corresponde los medios legales que amparan su derecho como aportante del seguro social.
Al parecer el traslado no ocurrió y la menor perdió la vista, no por falta de cuidado de las doctoras, como afirma la jueza, sino por negligencia de otros involucrados incluyendo a la alta gerencia de ese momento y a los familiares de la menor. Es frecuente que muchas personas afanosas de eludir su responsabilidad se victimicen y culpen, como en este caso, a las más desprotegidas y vulnerables: Las doctoras.
Pero el estupor se agiganta, cuando se analiza la Administración de la Justicia. Poco interesada en la verdad, actuó con una arrogancia tan peligrosa como el terrorismo y el hambre, para castigar a las personas por el solo hecho de encontrarse cerca y para calmar la indignación popular. Esa forma de valorar los hechos es irracional y arbitraria.
Por otra parte no se debe ignorar a los gerentes del IPS. Como administradores del servicio y responsables por los asegurados, debieron escuchar a las doctoras y hacerse cargo de la menor ordenando su traslado oportuno a otro sanatorio con mayor complejidad, que no lo hicieron, pero… ¿Quién debería hacerlo?
Muchos creemos que esa condena no solo violó derechos sino también la razón y el sentido común. Nos preguntamos: ¿Cómo un dependiente puede resolver problemas si el patrón no le provee de las herramientas necesarias? En el caso publicado, se interpreta que el IPS no disponía de las herramientas para el tratamiento de la menor y los altos gerentes estaban enterados y antes que esforzarse para impedir el desgraciado resultado, tiraron la responsabilidad sobre dos médicos sin ningún poder de decisión. Por lo que se vio, el proceso continuó y 12 años después un juez incontrolable, impone un castigo totalmente inmerecido a las médicas. La verdad es que esa condena fue otra bofetada más que la injusticia propina a la Justicia.