Aurelio Martínez, cura párroco de Yatytay, arengando ante los campesinos.
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Pa’i Aurelio se siente el nuevo mesías

El cura del distrito de Yatytay, departamento de Itapúa, Aurelio Martínez, está cada vez más lanzado en su campaña política en contra del gobierno. En un principio se denunció la mano de Fernando Lugo detrás de sus expresiones, pero ahora parece que hace campaña para sí mismo, y no para presidente de la República, sino como mesías, como el salvador del pueblo. Hasta se animó a desafiar al obispo de Encarnación, Francisco Pistilli. Como siempre, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), mantiene un silencio sepulcral y cómplice.

ASUNCIÓN.- Pa’i Aurelio está absolutamente descontrolado. Por lo visto la fama que adquirió luego de que el diputado Walter Harms lo denunciara en el plenario de la cámara y la prensa se hiciera eco del hecho, se le subió a la cabeza y cada vez se muestra más envalentonado y desafiante.

Desde el comienzo se advirtió que su agresivo discurso en contra del gobierno, que dijo la semana pasada ante un grupo de campesinos, era una campaña encubierta a favor de Lugo, quien sueña con volver al poder. Pero parece que le salió un hijo macho al exobispo ya que el cura actúa como si el candidato fuera él mismo, aunque lo que pretende es mucho más grande que la Presidencia de la República.

En sus últimas declaraciones, insistió con que no hace más que decir lo que el pueblo piensa, y que cuando reclama la renuncia del presidente Horacio Cartes su inspiración son las necesidades ciudadanas.

Es llamativa su petulancia a la hora de enfrentar a las autoridades eclesiásticas, especialmente a su jefe directo, el obispo Pistilli, quien había rechazado sus expresiones como representativas de la curia.

En una conversación radial, Martínez aseguró que “yo no hablé mal de nadie; solo pedí encarecidamente al actual gobierno que renuncie y se dé cuenta que no está haciendo nada. Eso lo dije en una manifestación de los campesinos y no en una homilía”.

No tuvo dudas en criticar al obispo, diciendo que “lo que dije es la verdad, si el obispo piensa que estoy equivocado, bueno, él es el obispo. Voy a acatar la decisión que tome la jerarquía. Para muchos es mejor vivir bien, tranquilo, decir que todo está bien, cuando menos hay ruido no hay problema y justo un cura campesino está haciendo problema”.

Estos revoltosos que surgen de repente en la Iglesia, lo hacen porque no hay una postura firme de las autoridades eclesiásticas. No basta con que el obispo Pistilli diga que no respalda las expresiones del cura, si no hay sanción. Con amenazas nomás no se llega a ninguna parte.

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