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Pan para hoy… hambre para mañana

El caso irracional de las bancas que no fueron ocupadas por sus verdaderos dueños y sí usurpadas por personas que no tienen los requisitos mínimos para hacerlo, y la decidida postura de Nicanor Duarte Frutos de pelear por lo que le pertenece, por ley y por derecho, hizo que su figura política creciera bastante y recuperara ese perfil del tipo firme y valiente, con un fuerte liderazgo. Se podría decir que este tema le hizo recuperar ese perfil político del que tanto presumía hasta el 2008, cuando, bajo su Presidencia, perdió el Partido Colorado después de 6 décadas de gobierno continuo.

Desde que resultó evidente que un inesperado contubernio entre añetetes y opositores le impediría acceder a la banca para la que había sido elegido en las elecciones de abril, por lo menos no sin pelear, se mostró decidido a llegar hasta el final, convenciendo a todos de que, no solamente le correspondía por derecho ser senador activo, sino que tendría un desempeño importante como integrante de la Cámara Alta. Era alguien al que el Congreso necesitaba porque enriquecería el debate político e intelectual.

Pues bien; nada de esto tiene importancia en este momento. Parece que sus reclamos cansaron tanto al presidente electo, que, para que se callara, decidió darle la Dirección de la Hidroeléctrica Yacyretá, en donde, de seguro, ganará varias veces más de lo que hubiera ganado como senador.  Esto, para cualquier observador distraído podría significar que, al final, Nicanor salió ganando, ya que su fortuna aumentará considerablemente durante este periodo y mientras permanezca en la binacional.

También su primer anillo debe estar más que contento. De seguro todos sus integrantes obtendrán algún cargo en la entidad y ese es un premio mayor para cualquiera. Pero, ¿y los 76 mil paraguayos que el 23 de abril pasado acudieron a las urnas y votaron por él como senador? ¿No sirven para nada? ¿No tienen derechos que debieran ser respetados? Estamos seguros de que muchos de ellos se sentirán defraudados porque, al prestarse al juego de Abdo Benítez y aceptar retirarse del ruedo, Nicanor se volvió cómplice de quienes traicionaron a la gente y permitieron el atropello a la voluntad popular, lo que él mismo, hace poco más de una semana, denunciaba con fuerza y con toda justeza.

Él sabe muy bien que quienes considera sus aliados le hicieron la cama. Durante la campaña electoral utilizaron su imagen hasta para promocionar a añetetes desconocidos, pidiendo votos para el expresidente. Y hoy, esos NN están cómodamente instalados en el Senado y él será un don nadie; con los bolsillos bien cargados, pero don nadie. Y esa no era la imagen que vendía Nicanor durante los muchos años que lleva en la política.

Es un tipo joven y, según datos que no hemos confirmado, tiene los bienes y el dinero suficientes como para sobrevivir cómodamente sin un sueldo fijo, lo que le permitiría pelear y seguir peleando porque en este país se terminen las venganzas políticas y se respete la voluntad popular, argumentos que le gustaba utilizar hasta hace pocos días. Hubiera dado una gran lección de dignidad si rechazaba el ofrecimiento de Marito y se ratificaba como senador electo y proclamado de la Nación.

Con eso hubiera consolidado el terreno que venía recuperando, con un fuerte perfil político. Ahora, lo que se nota es que no es más que un vulgar zoquetero; uno más del montón.

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