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“Para que vuelva a ser ministro”

¿Será algo en el subconsciente colectivo?, como mencionan los que entienden de procesos psicosociales. Los convencionales liberales votaban, era una letanía, hasta que de pronto algunos de ellos , enfervorizados o con ganas de chupar las medias a los impulsores de una y otra postura, “justificaban” su voto con una arenga…”Por la unidad del partido”…”Por sus buenas obras en beneficio de mi comunidad”, etc. Las motivaciones eran variopintas y todas eran seguidas de un agudo coro de silbidos tanto de partidarios como contrarios del que usaba la palabra, “folclore” habitual en este tipo de eventos.

Hasta que de pronto, se levantó uno de ellos, la referencia es verídica, lamentablemente no registramos su nombre, pero tras anunciar su voto por la “alianza”, propugnada por el efrainismo, miró a su líder, convencido de lo que estaba haciendo y le expresó su mejor deseo: “Para que vuelva a ser ministro”…

Un segundo de estupefacción, luego risotadas, rostros serios, otros indiferentes incluso celebrando la alusión, entre los mismos partidarios de la “alianza”, el hombre había expresado públicamente lo que pensaba la mayoría de los honorables convencionales del PLRA: Votaban por la “alianza” del efrainismo convencidos de que el hombre jamás podría ser el primero en el tortuoso camino al sillón presidencial. A lo sumo, llegaría a “ministro”.

Pero entonces, ¿Cómo explicar lo que hicieron? ¿Por qué votaron en esa dirección a sabiendas de que los llevaría directo al abismo? Es más, ¿serán conscientes de que sepultaron las chances de su partido para las presidenciales del 2018?  Ya lo dijeron, con Efraín a la cabeza tendrán un ministro pero nunca un presidente. Y de paso, vaya ministro que tuvieron. Hasta hoy día se recuerda su gestión en el MOPC. Latrocinios o “desprolijidades”, como quiera llamársele, a montones, casos que nunca han sido bien ventilados por la Justicia, que hablan de que la ciudadanía consciente no lo querrá ni para ese cargo, menos aún para la primera magistratura, como pretende el desorbitado líder azul.

Un “harakiri político” como se diría, claro que en  el ritual original japonés, este tipo de suicidios está motivado por el honor y tradiciones ancestrales de la  raza, lo que en el caso de los azules es diametralmente diferente: Acomodos políticos, manipulaciones, prebendas, amiguismo e ignorancia.

Un par de párrafos igualmente sobre el tema de la “alianza” que patrocinaron los convencionales. En este momento el único grupo que podría serles útiles en términos electorales  es el “maritismo”, es decir los marioabdistas/stronistas. Se dará entonces el contrasentido de liberales votando por colorados, o a la inversa. Todo muy raro, muy improbable.

En conclusión, las aguas bajan aún más turbias ahora que antes de la convención  liberal.  El retroceso a la vista de lo que ocurrió es evidente.  Se anticipa que este partido con su endeble líder, andará mendigando apoyos que le serán retaceados y cuando llegue la hora decisiva, en el 2018, volverán inevitablemente a ocupar el lugar de segundones que hace tiempo les reservó la historia política de este país.

Efraín Alegre de nuevo “ministro”. En realidad, ni siquiera da para eso.

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