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Petropar derrumba mitos y habladurías

El presidente de Petróleos Paraguayos, Eddie Jara, informó ayer que las ganancias de la empresa, al mes de setiembre, suman 40,5 millones de dólares y que en los últimos dos años el superávit asciende a 100 millones de la misma moneda. A esta noticia hay que agregar lo publicado en la víspera por nuestro diario, acerca de que los precios de los productos ofertados por Petropar son los más bajos de toda la región, lo cual es destacado por el diario Ámbito Financiero, de la Argentina. La relevancia del hecho no deja lugar a dudas, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro país no es productor de petróleo, ni lo refina, a diferencia de Brasil y Argentina,  y que esta empresa viene de manejarse a lo largo de su historia con números en rojo.

Con los datos expuestos por Jara en materia de superávit y bajo costo de los combustibles, comparando con los demás países del Mercosur e inclusive extra zona, se derrumban también mitos basados en consideraciones ideologizadas, como por ejemplo que “todas las empresas del Estado son ineficaces y pierden plata”, así como las frecuentes campañas contra la petrolera, a la que algunos medios y políticos pretenden presentar como “un antro de corrupción y de negociados”, pero sin lograr traspasar los umbrales de la habladuría .

En la actualidad, Petropar ni es ineficiente, ni pierde plata. Todo lo contrario. En este gobierno se logró una mejora sustancial de la calidad de los combustibles, al punto tal que el gasoil premium en Brasil o Argentina es el común en Paraguay, lo que igualmente se puede constatar en el caso de las naftas. El mismo tipo de diésel que en los países vecinos cuesta US$ 1,5 el litro, en el nuestro  no supera los 75 centavos de dólar, sin recurrir a ninguna política de subsidio, como las practicadas por otras administraciones.

En cuanto a la supuesta corrupción, denunciada con frecuencia por el expresidente Nicanor Duarte Frutos y divulgada profusamente por los medios hostiles al gobierno, huelgan mayores comentarios, pues si esta tuviera un ápice de veracidad, los resultados serían opuestos a los obtenidos y se hablaría de pérdidas y de mala cálida, como de hecho se hablaba en el pasado. O planteado el tema por la vía del absurdo, concluiríamos que la corrupción no es mala sino buena, ya que abarata costos y eleva la calidad del producto. En síntesis, un disparate mayúsculo sobre el cual no vale la pena perder el tiempo.

Pero volvamos a lo que a todos interesa. La buena gestión en Petropar tiene consecuencias prácticas que son altamente beneficiosas para la población. Los precios de los combustibles bajaron en tres ocasiones, lo que a su vez permitió la reducción de las tarifas del transporte público, el costo del flete y de los productos en los que tiene mayor incidencia. Y el gas de consumo familiar se comercializa a 5.000 guaraníes el kg, muy por debajo de los 7.000 y hasta 10.000 guaraníes que cobraban los emblemas privados, cuando tenían el monopolio del mercado.

Estos hechos son irrefutables, mal que les pese a los que gustan de buscar el pelo en la leche, quienes, ante la prueba de la realidad, deberían cambiar el libreto, al menos si no quieren seguir haciendo el ridículo ante la ciudadanía. Esta es la que resulta favorecida de los logros alcanzados por la petrolera estatal, algo que no pueden siquiera insinuar los anteriores gobiernos, como el de Lugo y Duarte Frutos, cuya única “herencia” es el tremendo “mono” de 270 millones de dólares con PDVSA.

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