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No es casual ni imprevisto lo que está ocurriendo con Eduardo Petta, actual ministro de Educación, porque desde que ocupó una banca en el Senado, en el período anterior, fue siempre oscilante, nunca muy racional y generalmente demostrando que estaba convencido de que estaba por encima de los demás.
Su actitud petulante y soberbia es una constante, así que cuando su compañero de movimiento, el presidente del Senado, le describe como con aires de “emperador”, no exagera. Desde que asumió el nuevo gobierno, hasta ahora fue el único ministro que tuvo crisis en su cartera, ya desde el año pasado, cuando se enfrentó a la viceministra, una docente de carrera; en esa ocasión, el presidente optó por darle su confianza a él y desecharla a ella, algo hasta lógico si se tiene en cuenta que el gabinete estaba recién estrenado y a nadie convenía un escándalo como el que implicaría que un ministro fuera echado ya, ni bien iniciado el partido.
El nuevo capítulo de este vaivén al que tiene sometido Petta al gobierno y al Congreso, se dio el jueves cuando su hasta hace poco “amiga y aliada política” Desirée Masi, puso al aire un audio en el que claramente, se lo escucha denostando contra los senadores y acusándolos de chantajearlo a cambio de aumentar el salario de los docentes. “Nos trata de peajeros”, dijo Masi, lo que, si lo hubiera dicho alguien de Honor Colorado, hubiera sido un escándalo y se hubieran sucedido las denuncias de que el cartismo pretendía generar inestabilidad al gobierno de Abdo Benítez.
Pero no fueron solamente sus amigos opositores los que lo atacaron –no olvidemos que él entró al Senado como opositor; después nomás que recordó sus orígenes y solicitó su re-afiliación a la ANR- sino sus mismos compañeros de movimiento, y eso es lo más llamativo de toda esta historia. Primero fue la crítica de Beto Ovelar, añetete de la primera hora, y ayer fueron Enrique Bacchetta y Blanca Ovelar, tan añetetes como el anterior.
Hay dos cosas que se saben desde hace tiempo, que Añetete está sustentado en varios liderazgos locales, y que hay una clara división entre los tradicionales y el primer anillo del presidente, gente que se subió al carro mucho después. Pero hasta ahora, por una cuestión de apariencia, se intentaban ocultar las diferencias, más que nada porque los senadores, quienes pertenecen al primer grupo, no querían reconocer que el líder del movimiento mostraba una clara preferencia hacia su entorno más cercano, y los tenía a ellos bastante olvidados.
Hay bastante similitud entre los integrantes del primer anillo, como Petta y Rodolfo Friedmann, personas con escaso poder de convocatoria y que ahora tienen un peso político mucho mayor que en el pasado, porque Abdo Benítez les dio entidad y los puso a su lado. Y es justamente gente como esta la que hará que se fracture en serio el oficialismo, porque los de la primera hora, gente con mucha trayectoria política, muchos considerados líderes en sus regiones, no están dispuestos a soportar las bravuconadas de los recién llegados, y mucho menos, tolerar sus desaires.
Petta refleja exactamente lo que ocurre en el interior de Colorado Añetete. Ahora solamente resta saber quién ganará la pulseada, o los que acompañan a Abdo Benítez desde el 2015, cuando rompió con Cartes y formó su movimiento, o los oportunistas, que son los que más cerca de él están ahora.