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Pilatos “Añetete”

El cinismo de los discursos de quienes a menudo se presentan como “redentores de las causas campesinas”, quedó nuevamente al descubierto ayer, cuando las bancadas del Frente Guasu y de la disidencia colorada dejaron sin quorum la sesión del Senado, en la que debía tratarse el veto del Poder Ejecutivo a la ley de condonación y un paquete de medidas alternativas que propone el gobierno para asistir a millares de pequeños productores. Muy relajados, como de costumbre, arrancaron con una hora de retraso y los discursos de rigor sobre los temas que ellos consideran de interés, pero, a la hora de abordar los referidos a sus obligaciones constitucionales, aquellos por los cuales perciben sus abultadas e injustificadas dietas, simplemente se retiraron, como lo vienen haciendo desde hace casi un mes.

Esta práctica se ha vuelto recurrente y la explicación que dan para recurrir a ella es que no asisten al pleno porque no cuentan con los 23 votos necesarios para rechazar el veto presidencial y ratificar así la normativa que ellos habían sancionado, consistente en condonar las deudas de hasta 50 millones de guaraníes, a todos los propietarios de parcelas inferiores a la 30 hectáreas.

Pero la verdad seria otra, al menos en el caso de los “marioabdistas”. Después de la reacción de repudio generalizado a la normativa que habían sancionado, éstos decidieron cambiar de posición, pero no se atreven a asumirlo de manera pública por temor a las facturas que podrían cobrarle las organizaciones campesinas a las que habían prometido su apoyo, por lo que prefieren dejar pasar el tiempo hasta que el veto tenga “sanción ficta”, en los primeros días de octubre.

Los “Añetete”, que a juzgar por los hechos le hacen muy poco honor a su nombre, optaron por lavarse las manos, como Pilatos,  y así intentar “quedar bien” con todos. Con los labriegos, a los que en todo momento habían alentado a llevar adelante las movilizaciones que protagonizaron en Asunción, por más de un mes, y con el grueso de los gremios empresarios, técnicos y economistas de todos los pelajes, que cuestionaron severamente la referida normativa, ante los que se comprometieron a no rechazar el veto de Horacio Cartes, es decir, a dejar sin efecto la polémica ley.

Sin embargo, al no mediar una autocrítica por el mamarracho legislativo que en su momento defendieron y sancionaron, lo que les pasará es que terminarán perdiendo la confianza de todas las partes, si la tuvieran. De los dirigentes campesinos, que ya pidieron en varias oportunidades que se trate el veto, y de quienes criticaron su pasada actuación, que ven en ellos un comportamiento sinuoso e irresponsable ante cuestiones que tendrían un impacto tremendamente negativo en la economía y en el bolsillo de todos los paraguayos.

Sería mucho más sano que acepten sus errores, ratifiquen el veto presidencial y abran de inmediato el debate sobre el paquete de propuestas que propone el gobierno para hacer frente a los problemas que plantean sectores del campesinado, en lugar de seguir “sacándole la cola a la jeringa”, en la tonta creencia de que el “engaña bobos” al que recurren puede darles algún resultado favorable.

El Ejecutivo les dijo una y otra vez que no se podía dar curso a una ley que no se sabe a cuántos campesinos tendrá como beneficiarios, ni si para ello se precisarán 200, 300 o 500 millones de dólares y que además ni siquiera enuncia cómo podría financiarse. Y a cambio, propuso modificar la ley de rehabilitación financiera, a los efectos de que a todos los pequeños productores que no pueden honrar sus compromisos financieros se les refinancie sus deudas a 10 años de plazo y 2 de gracia, a tasas de 6 al 8% y sean nuevamente sujetos de crédito. También plantea fuertes inversiones productivas, que son una forma de subsidio, y la implementación del seguro agrícola, entre otras medidas.

¿Por qué no hacen esta discusión y, si tuvieran otras ideas, las plantean? ¿O acaso la única política que conocen es la del “no” y la de promover conflictos?

Cada vez somos más los paraguayos que estamos hartos, no de la política, como dicen algunos “opinólogos”, sino de la práctica de ciertos políticos, que solo aportan problemas, en vez de soluciones. Y esto es algo que los “Añetete” y todos los que viven poniendo palos a la rueda de la carreta deberían tomar nota, sobre todo en vísperas de elecciones, en las que, de seguir en este tren de cosas, recibirán un duro castigo.

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