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Hubo varias sorpresas en la convención colorada, que deja lecciones que los demás sectores políticos debieran aprender. En primer lugar, a pesar de las profundas diferencias, no hubo ningún intento de imponer la violencia tal como suele ocurrir con los liberales, que siempre terminan sus encuentros haciendo volar sillas y patadas.
Pero lo fundamental es que, sin importar toda la parafernalia previa a un encuentro partidario de estas magnitudes, es allí donde se toman las decisiones que tendrán vigencia para todos los representantes del partido en cargos electivos. Nadie podía imaginar un día antes que la convención colorada, con una abrumadora mayoría cartista, no aprobaría el mecanismo de la enmienda para permitir la reelección presidencial. Sin embargo, a la hora de poner las cartas sobre la mesa y con el contundente apoyo al segundo mandato para el presidente Horacio Cartes, quedó bien claro que no se haría nada fuera del marco legal y constitucional.
De hecho, la enmienda no es inconstitucional; sin embargo, hay mucha división de opiniones en cuanto a que el Senado ya la rechazó, lo cual, según algunos juristas, imposibilita a Diputados a considerar el tema. Por lo tanto, el planteamiento correcto será el de una reforma constitucional, que llevará mucho más tiempo pero será perfectamente legal.
Habrá que ver ahora qué postura toman esos que decían estar de acuerdo con la reelección, pero no con el sistema pretendido para impulsarla. Tanto colorados disidentes como opositores habían manifestado en reiteradas oportunidades que aprobarían la reelección, pero solamente a través de una reforma. Ellos ahora tendrán la oportunidad de permitir que se realice la convocatoria a elección de convencionales, a fin de que el proceso se inicie.
Pero parece complicado que esto pudiera pasar, por lo menos viendo la actitud inmadura de la disidencia colorada, que otra vez ha decidido abandonar un espacio al no estar de acuerdo con las decisiones adoptadas. En lugar de quedar a pelear por lo que piensan, los revoltosos de Colorado Añetete dejaron la sala donde se realizaba la convención, y aseguraron que no reconocerían ninguna decisión adoptada.
Esto es grave puesto que implica que desconocen a la convención como autoridad partidaria, por un lado, y por el otro, porque prefieren concertar acuerdos con sectores ajenos al partido y obedecer órdenes o sugerencias de personas que no tienen nada que ver con la ANR, como el caso de la senadora Desirée Masi, quien se habría pasado dando instrucciones a sus colegas colorados sobre lo que debían hacer.
Decíamos que no parecía haber posibilidad de que la disidencia colorada apruebe la reelección vía reforma, puesto que ayer estaban al tanto del proyecto puesto a consideración de la plenaria, a pesar de lo cual se opusieron al tema. Ellos sabían que no sería ni siquiera considerada la enmienda, pero siguieron en sus trece, lo que nos lleva a confirmar lo que ya pensábamos, que no es el sistema para introducir la reelección lo que les preocupa, sino la reelección misma, porque esta habilitaría a Cartes a un segundo mandato, y su temor, y nuestro convencimiento, es que su candidato, Mario Abdo Benítez, no tendrá la menor chance de ser el candidato del partido en el 2018 ante tan peligroso contendiente. Finalmente, entre Abdo Benítez y el liberal Efraín Alegre no hay diferencias. Ambos están queriendo evitar que el pueblo tenga la posibilidad de volver a votar por un presidente que hizo bien las cosas, simplemente porque saben que no podrán vencer a Cartes.