Carlos Portillo, diputado liberal.
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Portillo tenía razón, políticos no son como los “comunes”

ASUNCIÓN.- Cuando el diputado liberal Carlos Portillo dijo que los legisladores son diferentes a los “comunes”, tenía razón y eso se está viendo ahora que algunos de sus “pares” están conociendo el mundo de los presos, desde adentro. Cárceles especiales, ¿por qué? En Argentina y  Brasil, exministros, poderosos empresarios y hasta un expresidente de indiscutida popularidad, están en penitenciarías comunes, en donde se les garantiza seguridad, aislándolos del resto de la población penitenciaria.

El argumento que dan para enviar a poderosos personajes a cárceles especiales es que lo hacen por su seguridad, ya que el resto de la población penitenciaria podría tener algún tipo de animadversión en contra de ellos. Esto fue lo que dijeron cuando trasladaron al exfiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, de Tacumbú al penal militar de Viñas Cué.

En un primer momento, esta decisión generó algo de malestar en esferas castrenses puesto que, decían, no es un penal adecuado para tener a civiles tras las rejas. Sin embargo, hace una semana se sumó otro civil más, el diputado Ulises Quintana, en una cárcel que hasta hace menos de un mes era solo para militares.

Ahora, el exsenador Óscar González Daher fue recluido en la Agrupación Especializada, que tampoco es para presos comunes, aunque ya hubo varios, especialmente durante la dictadura.

Siempre, el argumento utilizado es “por seguridad” de los recluidos, aunque no parece muy sincero. Más bien pareciera que, si bien están presos, hay una sensación de que no pueden ser tratados como presos comunes, a pesar de que resulten más sinvergüenzas que muchos de estos.

Esto coincide con lo que había dicho Portillo, quien, en cualquier momento, también podría terminar con sus huesos en la cárcel, por tráfico de influencias, delito que tiene prevista una expectativa de prisión que va de 3 a 5 años. Hace unos 3 meses, en una de sus soberanas metidas de pata mediáticas, el liberal había dicho que no se podía comparar a los legisladores “con ciudadanos comunes”.

Aunque ahora pareciera que lo dijo porque los comunes son más honestos que los legisladores, lo cierto es que esta decisión de las autoridades jurisdiccionales del país le da la razón, porque hasta con orden de prisión encima, los poderosos, sean altos funcionarios o políticos, siguen siendo tratados de manera privilegiada.

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