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Prensa cínica dispara contra Trento

Los llamados medios “independientes” otra vez asumieron una postura corporativa en contra de alguien que ve con buenos ojos lo hecho por el gobierno de Horacio Cartes. Esta vez le tocó el turno al sacerdote Aldo Trento, que de héroe –hasta hace poco- se convirtió ahora en villano por haber dicho que en 4 años se hizo mucho más que en los 24 anteriores. Para colmo, osó criticar a un pez gordo del periodismo, Santiago González. Criticaron a Trento por “meterse en política”, pero aplauden a otros religiosos cuando arremeten irracionalmente contra el gobierno.                                    

Santiago González, a quien el pa’i Trento tildó de mentiroso.
Santiago González, a quien el pa’i Trento tildó de mentiroso.

ASUNCIÓN.- El padre Trento es el villano de turno para la mayoría de los medios de comunicación, y no por haber acosado a niños ni robado la plata de la limosna, sino simplemente porque tuvo el atrevimiento de decir que el gobierno de Cartes es el mejor que ha vivido desde que, hace 28 años, llegó al Paraguay.

Le acusan de meterse en política, pero no tienen ningún problema en publicar con grandes titulares y aplaudir a los curas como Melanio Medina o el pa’i Oliva, cuando critican de manera irracional al gobierno, denostando contra Cartes y cualquier obra que realice. Esto solamente demuestra que la prensa paraguaya ha caído en la manipulación y el prebendarismo, asumiendo una postura absolutamente cínica e hipócrita.

Estas críticas están encabezadas por Humberto Rubin, el poderoso dueño del Holding de Radio, quien acusó a Trento de actuar como el dictador Alfredo Stroessner, quien mandaba presos a los periodistas que lo criticaban. Aquí los únicos que actúan como dictadores son justamente Rubin y otros próceres de la “libertad de prensa”, que quieren callar a alguien que decidió asumir una postura pública a favor del gobierno.

Nadie puede dudar de la solidaridad del padre Trento, un hombre que ha dedicado su vida a la Fundación San Rafael, que trata a enfermos terminales, a los que da consuelo y un final digno, y que, encima, mantiene gracias a la caridad.

Para colmo, Rubin lo acusa de ser un perseguidor de periodistas porque Trento criticó al periodista González, conocido como “Santula”, por dedicarse solamente a atacar al gobierno y pintar un negro panorama para sus oyentes. Hace tiempo que se sabe que el conductor de Telefuturo y Ñanduti no hace más que repetir un libreto previamente establecido por su patrón, Antonio J. Vierci, para lo cual no tiene ningún empacho en olvidar que su papel como periodista es contar la verdad, sin manoseos de ninguna laya.

Esta defensa corporativa de Rubin y otros diciendo “nos están persiguiendo” no se justifica cuando se trata de críticas o denuncias, como las que hizo Trento; sí se justificaría asumir una defensa corporativa contra actos ilícitos que afecten a los comunicadores. Pero ese no es el caso de lo que aquí ocurre.

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