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Problema de credibilidad

Cualquier empresa o persona es juzgada y tenida en cuenta por los resultados que arroja en su trabajo. Si es un laboratorio que produce medicamentos, la calidad de éstos es lo que hará que el mismo sea tenido en cuenta por los consumidores. Y esto ocurre aquí y en la China, así que cuando nosotros, desde ADN, comentamos –con pruebas- que una empresa encuestadora está acostumbrada a equivocarse en los sondeos de opinión que realiza, lo que hacemos no es dictar sentencia sino comentar lo que nos muestra la realidad.

Puede parecer una perogrullada insistir con la frase de que “nadie resiste un archivo”, pero es la verdad, y mucho más ahora, en que las comunicaciones e Internet hacen que cualquiera pueda investigar y averiguar lo ocurrido antes sobre un tema determinado.

Ati Snead lleva muchos años haciendo sondeos de opinión, y lo hace no solamente en tiempos electorales sino también trabaja para empresas y productos que necesitan posicionarse en el mercado local. En estos casos, que son encuestas comerciales y de consumo, los resultados son siempre subjetivos, así que los números pueden no tener ningún rigor científico ya que, finalmente, nadie sabrá cuánto de verdad hay en ellos.

Pero en el caso de las encuestas electorales la cosa es bien diferente, ya que en algún momento –al realizarse las elecciones- se tendrá el resultado real de las mismas y se sabrá cuál es la empresa que acertó o se acercó más a ese resultado y cuál es la que erró el tiro de manera reiterativa.

El problema que existe en nuestro país es que ninguna empresa que haya dado muestras de no merecer la credibilidad ciudadana tuvo que pagar algún costo por ello o retirarse del mercado, que hubiera sido lo lógico y lo que ocurriría en el caso de cualquier otro tipo de empresa y producto.

La encuestadora de Snead no es la única que ha cometido errores garrafales al anunciar sondeos de opinión que luego quedaron en evidencia por mentirosos. Son muchas las que lucran en tiempos electorales, adecuando sus resultados a la cara o al bolsillo del cliente, y luego, a medida que se acercan los comicios en los que se conocerá la verdad, intentan ir adecuando sus resultados a la realidad.

La señora Snead se enojó con nosotros porque recordamos –sin hacer juicio de valor- que si por sus encuestas hubiera sido, Efraín Alegre sería el presidente de la República y Mario Abdo Benítez el titular del Partido Colorado. Su respuesta fue un intento de dejarnos en evidencia, mostrando sus resultados de boca de urna que sí se acercaban a lo que ocurrió en realidad, pero eran un tema que no habíamos tocado.

Lo que nosotros hicimos fue recordar que en el 2012 dijo que, en las internas coloradas, Javier Zacarías Irún ganaría a Horacio Cartes y sería el candidato de la ANR para la Presidencia de la República; en el 2013 publicó que –por muy poco margen- Alegre ganaría las generales a Cartes; y en el 2015 –ahí sí por amplio margen- Abdo Benítez ganaría a Pedro Alliana y se convertiría en el presidente de la ANR.

Ni inventamos nada ni estamos en la intención de perseguir a nadie por ninguna cuestión electoralista. Pero nuestros lectores tienen el derecho de saber quién es quién y hace qué en este país. Si vamos a trabajar en base a los resultados de un sondeo de opinión, lo menos que podemos hacer es averiguar los antecedentes de la encuestadora para saber si merece o no nuestra credibilidad. Nada más.

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