ADN Digital
Artículos relacionados
A todos los sectores les parece absurda la propuesta del senador liberal Víctor Ríos, quien pretende reducir el salario de los legisladores hasta el nivel de lo que ganan los docentes. Todo indica que el legislador no tiene idea de lo que es la “política salarial”, lo que deja en claro que su propuesta no mejorará en nada la calidad de vida de los maestros.
ASUNCIÓN.- Ríos pretende igualar “por debajo” el nivel salarial de legisladores y docentes, lo que contradice cualquier intento de mejorar la calidad de vida de la clase trabajadora. A lo que habría que apuntar es que los trabajadores estén bien pagados y no hacer que senadores y diputados disminuyan sus ingresos.
En la actualidad, senadores, diputados y parlasurianos perciben en concepto de dieta 32 millones de guaraníes, mientras que los docentes deben trabajar 4 turnos para alcanzar un poco más de 10 millones. De manera absolutamente populista, Ríos planteó que esta sea la suma que perciban los legisladores, lo que implica una falta de análisis y un desconocimiento profundo de la realidad.
Además, como lo señalaron varios senadores, Ríos no tiene como única función el trabajo de legislador ya que, además, es rector de la universidad de Pilar, por lo que percibe un salario bastante alto, que se suma a la dieta que percibe en el Congreso.
A nadie le queda claro en qué beneficiaría a los docentes que los legisladores ganen igual que ellos, puesto que lo que se debería intentar es que mejoren las condiciones de vida, y no solo de los maestros sino de todos los trabajadores del país, y esto solamente será posible con una abierta, decidida y honesta lucha contra la corrupción, haciendo que quienes han robado al Estado devuelvan la plata y que esta sea invertida en hacer que los paraguayos tengamos una mejor calidad de vida.
Todos los legisladores consultados sobre la propuesta de Ríos la rechazaron de plano, más que nada porque consideraban algo que no mejoraría en nada la situación de nadie, ni de los docentes ni del resto de la clase trabajadora. La idea de que lo que queda de la dieta parlamentaria constituiría un gran ahorro a las arcas del Estado y podría utilizarse para beneficiar a la población es utópica, puesto que mientras no cambie lo fundamental, el concepto de honestidad y transparencia en el manejo de la cosa pública, esa plata podría terminar en cualquier parte, o cualquier bolsillo y jamás llegaría a los trabajadores.
