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Proteger los derechos de las mayorías

 Pueden decir lo que quieran, pero no hacer lo que quieran. Así de simple es el tema. Demasiados grupitos violentos financiados por quien sabe, (Aunque se sospecha quien), pululan en el ámbito campesino especialmente y periódicamente “marchan” hacia Asunción, cometiendo todo tipo de desmanes en nombre de la democracia, burlándose de ella por supuesto, y sin que ninguna autoridad les ponga las manos encima pese a los delitos evidentes que perpetran durante su “estadía” en la capital.

El primero de ellos es coartar la libertad de las personas al libre tránsito. Esto ya es un clásico.  Cierran las rutas, cierran las calles del centro, entorpecen a todo el mundo, generalmente son grupitos de no más de100 personas, que les rompen las “p…” a medio mundo, cientos de miles de automovilistas que pugnan por llegar a los centros de empleo, en medio de fenomenales embotellamientos.

Incluso pueden pedir lo que quieran. Pero quienes tienen que dar la respuesta, gozan de la prerrogativa de negarlas, sobre todo si no son sensatas. Ayer nomas, como parte de los “festejos” por la fundación de Asunción, un ignoto “Congreso Democrático del Pueblo”, armado por algún trasnochado dirigente con los vecinos de su barrio, protagonizó una serie de actos justificados por los mismos con  demandas francamente ridículas, por donde se lo mire.

La primera de ellas, la renuncia del presidente Horacio Cartes, ¿por qué? Porque  a ellos se les ocurre, lo acusan con  generalidades tipo  “gobierno impopular”, que no trajo paz, ni trabajo, ni etc.  Palabrerío infernal sin ningún tipo de sustento, el gobierno puede apabullarlos con los números concretos de los progresos que se han dado en estas materias.  La generación de trabajo es incesante salvo para estos zánganos, haraganes, que prefieren vivir sin trabajar “haciendo política”,  sucia, por supuesto.

La segunda “demanda” es que se anule todo el proceso de Curuguaty. ¿Cómo? Entonces mañana no nos gusta la sentencia que nos aplicaron y entonces…que se vaya todo a la “m…”. Hagamos un nuevo juicio hasta que nos den el gusto. ¡Qué ridículo! ¡Qué se creen! Acaso no están los canales institucionales para demandar justicia en el caso de que puedan probar que su  legítimo derecho a la defensa fue soliviantado.

Todo muy sórdido. Muestran la hilacha. Algún financiamiento “grosso” bajo la mesa. Llegarán dólares de alguna ”Internacional”…para los dirigentes por supuesto. El resto, un poco de “turismo” por la capital y unas pocas migajas. Luego que todo siga igual.

Las autoridades judiciales y del ministerio del Interior y la Policía no deberían seguir permitiendo estos desmanes que perjudican al grueso de la población.Que digan y demanden lo que les dé la gana, tienen todo el derecho de hacerlo. Pero de ahí a que embromen a  todo el mundo con sus reclamos tirados de los pelos, hay un trecho muy espinoso.

Se debe actuar. No permitirles más que violenten  impunemente, las normas y leyes, algunas de rango constitucional, que exponen precisamente donde empiezan y terminan sus derechos de todos.

Que si van a reprimir, que lo hagan no al famoso “estilo stronista”, sino de manera “profesional”, advirtiendo primero, dialogando hasta la frontera, empleando recursos tecnológicos disponibles hoy en día para aplacar al os violentos y que en todo momento ciñan sus acciones estrictamente a los preceptos legales. Que los fiscales pongan la cara y actúen  para precautelar los intereses  ciudadanos. Nadamás.

Por supuesto los bullangueros medios de comunicación, y los wolkiteros “de avanzada”, (léase izquierda tilinga) tirarán al exterior “la feroz represión” y con eso lograrán que se incremente el financiamientode estos sinvergüenzas. Sin duda, este problema de la”comunicación de barricada”, justificada plenamente durante la brutal época de Stroessner, pero totalmente fuera de lugar en la actualidad, es una materia pendiente de los responsables del área de la comunicación de gestión del Gobierno

Agitando los brazos y demandando “fuera Cartes”, una trasnochada mujer con una camiseta de la perimida Hoz y el Martillo, era la viva imagen del contrasentido. De lacras sociales que enturbian inútilmente un ambiente donde si no se cultivaran actitudes irracionales, todo el mundo podría salir ganando.

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