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¡Que llegue el gas boliviano!

Excelente la réplica del ministro Gustavo Leite al caradura titular de la CAPAGAS, Pedro Balotta, quien lo había acusado de ser un experto en mentir al pueblo. Le dijo simplemente que de pronto la gente se estaba cansando de que le metan impunemente las manos en los bolsillos.

Y justamente eso es lo que pretenden las cuatro grandes empresas que por los siglos de los siglos acapararon el negocio del gas licuado de petróleo en el Paraguay, el gas en garrafas, para que lo entienda la gente.

Están muy molestos porque el gobierno decidió intervenir en el negocio para volverlo más competitivo, para que  se acabe simplemente aquello de fijar el precio “entre los perros”, es decir  entre gallos y medianoche.

Entonces todo el mundo a “ajustarlos” y que nadie pueda decir nada. Ahora, no. El gobierno entrará a competir. Lo hizo en el pasado con horribles resultados. Gobernantes corruptos, administradores de Petropar, ídem, de modo que no había manera de lograrlo. Ahora, no. El gobierno tiene como bandera la lucha contra la corrupción. Y no es algo declamatorio. La publicación de “cierta desprolijidad” en el tema de la compra de garrafas, le costó el cargo directamente al extitular del ente petrolero. O se hacen bien las cosas, o éstas no tendrían sentido alguno.

Esa es la postura del presidente Cartes, reiterada íntimamente en los gabinetes del gobierno y también en público y ante foros internacionales, para quien quiera escucharlo: El gobierno se ufana en que no tiene denuncias de corrupción.

El propósito de Petropar es bajar por lo menos el 10 por ciento el precio del gas de uso domiciliario.  O sea que no tienen razón los empresarios cuando dicen que no se logrará ningún beneficio, que es falso, que la intención es montar una nueva, estupenda red de corrupción.

El gas boliviano siempre fue apetecido por el Paraguay. En todas las épocas. Lamentablemente ningún gobierno fue capaz de concretar el negocio. Ahora lo hizo HC  y las cosas van a cambiar.

Y todo el mundo se resiste. Y lo peor que tienen como vocero al diario ABC Color, cuyo propietario defiende con uñas y dientes, todo lo que sea de interés de los empresarios, aunque sea un lucro desmedido y vaya en contra de los intereses  del pueblo. Primero el dinero…,  piensa para su coleto, el poderoso “don Acero” e intenta inútilmente parar la llegada del gas boliviano, o por lo menos sabotearlo, a ver si logra algún beneficio para sus “amigotes”.

Ya lo dijeron en el caso de las naftas, cuando Petropar también incursionó en el negocio. Que todos iban a quebrar. Que iba a ser una formidable fuente de corrupción. Nada pasó. Todos los emblemas conviven,  ganando plata, solamente que ahora tienen que atenerse a las normas del mercado, porque el ente estatal los deja en evidencia, lo que antes jamás pasaba.

El gas boliviano es bueno para el país. Para el pueblo. Para las empresas. La campaña de ABC y los del oligopolio del gas no tiene razón de ser. Adelante con el proyecto.

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