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¡Que se escuche la voz de la mayoría!

El llamado a un diálogo amplio y sin condiciones que hizo el presidente Cartes en la noche del domingo, acogido favorablemente por la Iglesia y diversos estamentos de la sociedad, cayó sin embargo como una “bomba” en los sectores “antienmienda”, en cuyas filas se percibió la confusión de manera notoria. Mientras senadores como Carlos Amarilla (PLRA) y hasta la propia Desirée Masi (PDP), aunque a regañadientes, expresaban su aceptación durante un programa de TV que en ese momento estaba al aire, los presidentes de ambos partidos, Efraín Alegre y Rafael Filizzola, quienes esa noche recorrieron todos los canalaes del “Grupo Vierci”, se apresuraron en rechazar la iniciativa, bajo la ridícula exigencia de que el gobierno retire el proyecto de enmienda, lo cual equivaldría a que declare primero su propia rendición.

La propuesta de HC no solo revela la intención de superar la crisis mediante mecanismos civilizados, en los marcos de la democracia y garantizando su continuidad, sino también el mérito de dividir las aguas con total claridad entre quienes apuestan a la pacificación y los que, muy por el contrario, ponen todas las fichas a favor de seguir promoviendo la violencia, como lo vienen haciendo desde hace ya algunos meses.

La misma postura de Efraín y Rafael es sostenida por la disidencia colorada, por Mario Abdo y sus bravucones escuderos, como Enrique Bacchetta y Silvio “Beto” Ovelar, por citar algunos, los que a estas alturas del campeonato parecen conformar un matrimonio ya indisoluble con el oficialismo liberal y sus aliados del PDP. “Retire la enmienda”, repiten como loritos, en la estúpida creencia de que sacando de la cancha a HC y Fernando Lugo, “Marito” sería el ungido, cuando la verdad es que eso significaría la sepultura política no solo del presidente Cartes, que en los hechos perdería casi toda capacidad de mando, sino del partido en el que pretenden apoyarse para acceder al poder, la ANR.

Pero no solo se niegan al diálogo. Ayer mostraron nuevamente su faceta de traidores, al reclamar a la Organización de Estados Americanos (OEA) que aplique la “Cláusula Democrática” en contra de nuestro país. O sea, que nos convierta en leprosos ante toda la comunidad internacional.

Los hechos están a la vista. No quieren saber nada de dialogar, se afanan en continuar derramando nafta en el incendio y ya lanzaron una campaña internacional de boicot contra el Paraguay, como lo hicieron antes con los “Bonos Soberanos”, cuando se dirigieron a las calificadoras y eventuales inversionistas para que no los adquieran dada su “ilegalidad”, según dijeron entonces.

La irresponsabilidad de estos “líderes” políticos no tiene límites. Con sus actos y posiciones revelan de manera inequivoca que sus objetivos siempre estuvieron al servicio de agravar el conflicto y del golpismo, azuzado y conducido por los grandes grupos mediáticos (ABC y Telefuturo), cuyos directores-propietarios deben ser objeto de una seria investigación fiscal, como autores intelectuales de los inadmisibles sucesos del pasado viernes.

La propuesta de diálogo que impulsa el gobierno es razonable y necesaria, pero sin desconocer que así como tiene acogida favorable en la mayoría de la sociedad, están los hacedores de violencia que no desisten de sus planes de instalar el caos.

La tarea más importante del momento es asumir la defensa de la democracia. Es aislar y derrotar políticamente a los violentos, a los que les importa tres pitos el país y su democracia, la sede del Congreso o los Rodrigo Quintana. Es hacerles escuchar con inusitada fuerza las voces desde todos los sectores, desde los partidos dispuestos a someterse a la voluntad popular, pasando por los gremios, hasta, desde luego, la prensa no regimentada por “Don” Acero y “Don” Antonio.

 Entonces no tendrán más alternativa que desistir de sus planes infames.

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