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Que Vargas Peña se lave la boca

Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso
Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso

Hace unos días, este payaso y petulante Enrique Vargas Peña, dijo que los cartistas creen que él es un locutor campaña. Pero ¿Qué se cree este presumido, creído, insolente, descarado, vanidoso?… para “denigrar” a un trabajador del interior. Debería lavarse la boca antes de hablar de un locutor campaña, porque debe haber colega mucho más digno que él y preparado, no como él, pero tal vez por modesto, sencillo, reservado, pasa desapercibido.

Se nota que este “despechado” sigue con su tremendo complejo de inferioridad y siente que se está cayendo en lo más profundo del anonimato y algo tiene que hacer para tratar de salir del abismo.

Lo último que lanzó fue que, supuestamente el entorno del presidente Horacio Cartes le presiona para que no se refiera más al jefe de Estado. Pero, acaso este “periodista” no sabe que “el águila no caza mosca” (personas importantes no prestan atención a asuntos intrascendentes).

Lo que pasa hoy con Enrique Vargas Peña se puede definir muy bien con una expresión popular en guaraní: “oñe’embarei tembireko kueisha” (habla inútilmente como exesposa), con el pedido de disculpas a las mujeres separadas.

Vargas Peña no puede hilvanar una frase sin mencionar al señor Cartes, a tal punto que lo consideró ayer también responsable de hasta el vandalismo en la Convención de Liberales. Además, dijo que era “repugnante la cobertura de ese evento por parte de los medios modelo diario Patria de grupo Cartes y sus medios aliados…asquerosos, asquerosos”.

No amerita respuesta alguna su expresión, excepto la aclaración sobre los asquerosos. El significado de esa expresión, él debe saber mejor que nadie, porque en el país no debe haber alguien más asqueroso que Enrique Vargas Peña.

¿Y cuándo será que este despechado pueda recuperarse? Hoy vamos a tratar de actuar de psiquiatra (porque lo necesita), pero no le vamos a ofrecer medicamento, solo explicarle la situación que le atormenta. Un despecho, por muy doloroso que sea, es un fenómeno normal con una evolución y sus fases. Es un período denominado duelo, en el cual uno tiene que adaptarse a vivir y a ser feliz de nuevo, en este caso sin el trabajo amado, que fue en el grupo La Nación.

Cuando uno siente que pierde su mundo, la vida se transforma, ya nada es igual. Los sentimientos tienden a determinar el humor, la actitud, las decisiones. Hoy Vargas Peña denota que se siente inmerso aún en un laberinto de confusión y angustia, que pareciera no tener fin.

No puede salir del aturdimiento, represión, soledad, frustración, pánico, rabia, culpa, alivio, apatía, intranquilidad, síntomas de estrés como fatiga, insomnio, dolor de cabeza, pesadillas, problemas en el estómago, sensación de un nudo en la garganta.

Entonces, como dice el refrán “la venganza es el placer de los dioses”, Vargas Peña no encuentra otra manera de vengarse, ocupándose todo el tiempo del presidente Cartes, culpándole de su salida del Grupo La Nación.

Vargas Peña, idéntico a una mujer despechada, aquella que decide rayarle todo el auto a su pareja, agarrarse a las trompadas con ella, etc.

Pero basta “señor” periodista, aquellos tiempos de buena vida, con un trabajo seguro y tranquilo, ya son historia, para ti ¡no volverán.

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