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Que vuelva la normalidad

Hoy culmina una etapa de mucha convulsión política en Ciudad del Este, en donde los ciudadanos tuvieron que pasar largos meses de indefinición y angustia, ante la inestabilidad que afectó no solo las vidas, sino la actividad comercial, de la que vive una amplia mayoría de la capital del Alto Paraná.

Es de esperar que los resultados tengan la legitimidad necesaria para que sean aceptados por todos, ganadores y perdedores, con madurez y responsabilidad, ya que es imposible que los habitantes de CDE puedan seguir viviendo con tanta inestabilidad durante más tiempo.

Para esto, es fundamental –nuevamente- el papel de la ciudadanía, que debe acudir en masa a votar por el candidato de su preferencia. Este largo proceso merece que el nivel de participación electoral supere a cualquier otro dado anteriormente, porque nunca antes una renovación municipal había costado tanto esfuerzo y lágrimas.

Pero la verdadera responsabilidad de la ciudadanía vendrá después de las elecciones, cuando asuma el nuevo intendente. Es allí cuando debe ser evidente el control que pudiera realizar a la gestión del Lord Mayor, sin importar quién sea éste. La fiscalización de la sociedad de la labor de sus autoridades es el mejor reaseguro para que las autoridades electas cumplan a cabalidad su función de servidores públicos.

CDE es la segunda ciudad en importancia en el país, después de la capital. Y no solo por su nivel de recaudación municipal sino por la cantidad de visitantes que recibe anualmente y que la convierten en uno de los principales atractivos que tenemos para captar el interés del mundo. Por lo tanto, un ambiente convulsivo puede afectar negativamente todo lo positivo que la ciudad implica para Paraguay.

De hecho lo hizo, porque hasta la actividad comercial se vio afectada por la crisis, que generó una crispación pocas veces vista con anterioridad en alguna localidad del país. Mucho se ha dicho que el conflicto no fue porque un sector decidió enfrentar a la corrupción, sino por quedarse con el importante botín que maneja la administración municipal.

Y puede que así sea, pero es tiempo de terminar el conflicto y empezar a apaciguar los ánimos, sin importar el resultado de hoy, a fin de que las cosas recuperen la normalidad. Hoy los esteños deben elegir a quien más argumentos a su favor mostró para convencer a la gente de que su administración será honesta y transparente. Los candidatos están a la vista y las cartas están echadas. Ya no es tiempo de discusión ni duda. Ahora, la gente debe salir a las calles, no para manifestarse sino para hacer uso del derecho por el que tanto peleó, el de elegir a un intendente en el cual pueda confiar.

Insistimos, sin embargo, que el trabajo y la responsabilidad de los electores no termina hoy sino que, apenas, comienza, puesto que deben evitar a toda costa que la historia se repita, así que tendrán que realizar un férreo control de los actos de gobierno del intendente, fiscalizando de manera permanente sus actos y denunciando cualquier sospecha de irregularidad que pudiera surgir. Solamente el escrutinio ciudadano evitará que vuelvan a suceder hechos que durante demasiado tiempo fueron comunes en nuestro país.

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