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Quieren montar otro juicio político mediático

Raúl Torres Kirmser, ministro de la Corte.
Raúl Torres Kirmser, ministro de la Corte.

Ahora los diputados quieren iniciar el juicio político a Raúl Torres Kirmser, ministro de la Corte, que ocupó grandes espacios en los medios en los últimos días a causa de haber colocado a sus hijas en el Poder Judicial como planilleras, con altos salarios. Esa misma actitud tuvieron cuando arreciaban las críticas contra los miembros del TSJE, pero no pasó nada.

ASUNCIÓN.- Cada vez pierde más credibilidad la figura del juicio político. Entre los diputados que reaccionan cada vez que se publican cosas en contra de algún alto funcionario y los senadores que no quieren saber nada de condenar a nadie, esta figura que fue creada en la Constitución para poner freno a la venalidad, la corrupción y el tráfico de influencias de personas con inmunidad, se ha convertido en una payasada que no tiene ninguna consecuencia válida en el funcionamiento de las instituciones.

Los diputados están absolutamente mediáticos. Cuando se publicaban diariamente escandalosos fraudes cometidos por los miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral, Alberto Ramírez Zambonini, Jaime Bestard y María Elena Wapenka, decían que lo primero que iban a hacer al reanudar el periodo legislativo en marzo era formular la acusación en contra de estos personajes para que el Senado los juzgue. Pero pasaron más de dos meses y ya nadie recuerda el tema. Las malas lenguas dicen que es porque el trío de la Justicia Electoral ha repartido cargos a operadores políticos de todas las bancadas, pero no podemos confirmarlo.

Ahora, el escándalo es de Torres Kirmser y sus hijas planilleras. Ya, esta misma semana, la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados analizará la posibilidad de que alguno de sus miembros presente el pedido oficial para iniciar el proceso del juicio político.

Estamos convencidos de que cualquiera que utiliza su cargo para beneficiarse a sí mismo o a su entorno debe ser echado de la función pública y castigado por la Justicia por tráfico de influencias. Y consideramos que el juicio político es una de las vías para que esto pudiera ocurrir.

Pero utilizar la figura como un chúmbale sólo porque se ha puesto de moda, sin que haya ninguna concreción parece más bien una burla a la ciudadanía que algo serio. Y es exactamente esto lo que ahora está ocurriendo. La próxima semana podría aparecer una denuncia contra algún otro alto funcionario y el circo volverá a comenzar, sin que lleve a nada.

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