ADN Digital
Artículos relacionados
ASUNCIÓN.- El diputado abdista Ulises Quintana, en prisión preventiva, sabe que no será candidato por Añetete, pero también que tiene apoyo de una parte de la dirigencia y de los electores, por lo que estaría usando su “candidatura” como una carta de presión para obtener la libertad. La Justicia, en las tres instancias, ya falló en contra y ratificó la prisión preventiva en lugar de medidas alternativas.
Quintana está imputado por complicidad en tráfico de drogas, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, por lo que la Fiscalía decidió su prisión en el penal militar de Viñas Cué, en lugar de otorgarle medidas sustitutivas a la prisión. Esto ocurrió en setiembre del año pasado, en el momento en el que la Cámara de Diputados le quitó sus fueros y quedó a disposición del Ministerio Público.
Desde entonces, no ha dejado de proclamar su inocencia y de recurrir a todas las instancias, locales y extranjeras, para conseguir la libertad. Incluso, tuvo el atrevimiento de solicitar al gobierno de los Estados Unidos la intromisión en asuntos internos del país, al pedir su intercesión, aunque la representación diplomática americana lo ignoró olímpicamente.
Hay personas que aseguran que, de no estar preso, Ulises sería el candidato natural de Añetete para las elecciones municipales de mayo. Pero como sí lo está, y aunque no tiene impedimento legal para postularse, es obvio que el oficialismo no se arriesgará a elegirlo, más que nada porque, en el supuesto caso de que ganara, no podría ocupar el cargo desde la cárcel.
La cuestión es que Quintana es un ególatra lo suficientemente convencido de que es la divina guayaba, como para convencer a otros. Así que utilizó el recurso de ser un perseguido político y con eso consiguió los suficientes adeptos como para presumir ahora de que se postulará para la intendencia, tenga o no el apoyo de su movimiento. De hecho, es el único que ya tiene pasacalles con su nombre por las calles de la capital altoparanaense.
Como su pretensión ya fue rechazada por las 3 instancias de la Justicia, ahora quiere utilizar su candidatura como forma de presión a jueces, tribunales y Corte Suprema de Justicia, pretendiendo algo así como que alguien que goza de tanto favor popular no puede ser un delincuente, lo que resulta totalmente absurdo pero que entra en el esquema mental del –hasta ahora- abdista.
