ASUNCIÓN.- Santiago González, conocido como “Santula”, resultó un ídolo con pies de barro. Desde que llegó a Telefuturo con su programa Algo Anda Mal (AAM) ha generado descontento entre los periodistas del canal, que se sienten permanentemente avasallados por este personaje acostumbrado a lucirse con el trabajo de los demás.
Ya cuando estaba en El Trece y cuando su programa era visto por un sector de la ciudadanía como uno de los últimos bastiones del periodismo independiente y comprometido, “Santula” era conocido por muchos colegas como el que hacía el trabajo sucio del dueño del canal, Christian Chena, y se lo consideraba responsable del despido de varios periodistas.
Su desembarco en Telefuturo estuvo siempre teñido de la sensación de que había logrado transigir y agachar la cabeza ante lo que tienta a los más pintados, la plata, aunque parece que no es tanta como él presume (40 millones de guaraníes mensuales).
No es que “Santula” se haya pervertido por el camino, sino que parece haber decidido sacarse la máscara de impoluto, de la que tanto le gustaba presumir. Ahora, se muestra a propios y extraños tal cual es, un tipo mediocre, acostumbrado a lucirse con el trabajo de los demás, y con la suficiente deshonestidad para hacerlo sin siquiera ruborizarse por el camino.
Para colmo, ya ni siquiera AAM mantiene su imagen de programa periodístico independiente y creíble. Ha tenido que adaptarse a las necesidades e intereses del patrón, Antonio J. Vierci, quien está mucho más interesado en el poder político de lo que alguna vez pudo haber estado Chena, su patrón anterior.
Pero sus mañas siguen siendo las mismas, la diferencia está en que sus compañeros de Telefuturo no están dispuestos a agachar la cabeza, como sí lo estaban los de El Trece. Pero como ha conseguido seducir al dueño del circo, a su jefe directo, Mario Orcinolli, y al buque insignia del canal, Óscar Acosta, la cosa se presenta difícil para los periodistas que la deben sudar y esforzarse mientras miran espantados cómo un sinvergüenza se apodera de su trabajo y se luce con él.
Presume que será el sucesor de Acosta cuando éste abandone los medios para dedicarse a la política, mientras se luce con materiales elaborados por otros. Sus compañeros están hartos y no parecen muy dispuestos a seguir soportando sus abusos durante demasiado tiempo.