Con gran y verdadero tinte nacionalista y patriótico, debe asumir la clase política nacional la gran cruzada de recuperar de nuevo la confianza del pueblo, lo que hace varios años ha perdido por sus malas actuaciones y falta de transparencia en sus acciones desde las funciones públicas.
Días pasados en la Cumbre de Poderes del Estado Paraguayo, entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, juramentaron en la ocasión transparentar las funciones a través de sus acciones.
La decidida, loable iniciativa, y con el propósito de superar esta situación, partió del mismo titular del Poder Ejecutivo, el presidente de la República, Horacio Cartes Jara, preocupado porque las autoridades que ejercen los poderes del Estado, han perdido la confianza del pueblo paraguayo, ante sus procederes inapropiados, lo cual es muy grave. A las claras son los directos responsables del deterioro social de nuestra Nación en un claro desprecio hacia este pueblo que puede constituirse en juez natural y pasarle las facturas por sus lamentables acciones en la mayoría de los casos, salpicadas por actos corruptivos.
Frase valedera y profunda que debe ser analizada de forma exhaustiva, por parte de
las autoridades constituidas, la pronunciada por el presidente Cartes, “ el pueblo paraguayo ha perdido la confianza a sus autoridades”. Una autoridad constituida ha llegado al cargo para servir al pueblo que le ha confiado y conferido ese poder para tal función al servicio de la Sociedad. Obrar con transparencia en el ámbito de sus funciones, y que “los cargos deben ser de grandes responsabilidades al servicio de la sociedad, debe ser la consigna y no saquear los recursos.
Evidentemente que esto último es la premisa de muchas autoridades, los que ostentan los cargos dentro de los poderes que hacen a la República, sean el Legislativo, llámese los parlamentarios del Congreso Nacional, como también el otro poder, el Judicial, cuyas acciones de muchos profesionales del Derecho que cumplen funciones de magistrados, jueces, o dentro mismo del Ministerio Público, sus acciones han sido de la desconfianza de la sociedad. También en el mismo estrato del otro poder, que hace el Ejecutivo Nacional, deben enderezar sus acciones.
La intención del presidente de la República está muy clara, que si una determinada autoridad, sino actúa con transparencia, espíritu de patriotismo, o mentalidad nacionalista, es decir, primero la patria, anteponiendo por sobre a los intereses personales no se podrá sacar del pozo a la Nación.
Esta gran cruzada urge en el Paraguay, la ejecución de esta acción está en manos de sus autoridades. Pero…, la iniciativa si surge de la misma cabeza de un determinado poder y se extiende de forma institucional, podemos comenzar a ser nuevamente optimistas de a poco, de que en el día de mañana este pueblo pueda creer en las acciones de sus autoridades. El claro y firme objetivo trazado sebe ser ubicar nuevamente al país y a las autoridades en un nivel encumbrado de admiración, respeto, para ser nuevamente ponderado, en comparación de aquellos primeros años de vida institucional del Paraguay. Teniendo como ejemplo a los gobiernos patriotas nacionalista del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, y de Don Carlos Antonio López.