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Max Rejalaga es liberal y en el 2015 llegó al equipo político de Mario Ferreiro, de la mano del entonces concejal Víctor “Oti” Sánchez, para manejar las finanzas del grupo. Fue el asesor de la empresa ganadora de la licitación del estacionamiento tarifado en Asunción. Todo apunta que fue un pago de favores políticos o una “cocinada” que condenará a los próximos dos intendentes a lidiar con la empresa Parxin. El caso de Rejalaga se suma a otros que podrían embarrar la cancha del administrador comunal, si no se aparta a tiempo de las malas compañías.
ASUNCIÓN.- El llamativo concesionamiento del estacionamiento tarifado por 15 años, vincula al jefe de gabinete de la Municipalidad de Asunción, Max Rejalaga, con la empresa ganadora de la licitación, Parxin, a la que asesoró durante el proceso licitatorio. En ese sentido, el jefe comunal refirió que lo conoció recién hace un año y que no estaba al tanto de que trabajó como asesor de dicha firma.
En ese sentido, cabe destacar que tal vez Ferreiro tenga buena intención, pero está rodeado de personas de dudosa honradez. “Con respecto a Max, es él quien tiene que explicar todo (su vinculación con la empresa)”, dijo Ferreiro.
Por su parte, el ingeniero Max Rejalaga, jefe de Gabinete de Municipalidad de Asunción, rechazó que se hayan cometido irregularidades durante la adjudicación y argumentó que se realizó durante la gestión del exintendente asunceno, Arnaldo Samaniego (ANR).
En cuanto a los 400 trabajadores informales que serán incorporados para controlar el estacionamiento tarifado, dijo que se guiarán por los censos para dar con los cuidacoches y además irán hasta los sindicatos de los mismos. “La empresa no será tan estúpida para ir a buscar a los chiperos de Caacupé (…). Yo creo que hay un censo municipal. No tengo (la certeza de que exista)”, aseguró.
RECAUDADOR
Juan Max Rejalaga siempre estuvo apegado a los recursos públicos y de ningunas de las instituciones salió airoso. Se desempeñó como director de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas desde sus inicios, en el año 2003 hasta mayo de 2010, de donde fue sacado por Fernando Lugo, por sus actuaciones pocas claras frente a la institución. Además, fue viceministro de Obras Públicas en la era Enrique Salyn Buzarquis, gobierno de Federico Franco (PLRA), donde fue acusado de haber fraguado documentos para justificar una adjudicación de US$ 1 millón para la compra de maderas y pilotes para el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
Actualmente se desempeña como jefe de Gabinete de la Municipalidad de Asunción, administrada por Mario Ferreiro, donde ya empezó a mostrar sus “garras”.
Su apego por los recursos públicos salta a la vista y su afán de recaudar para las campañas políticas también. Según los datos, Rejalaga había trabajado activamente para la campaña del candidato a la presidencia Efraín Alegre, en la Alianza Paraguay Alegre (2012), cuando aún era viceministro de Obras. Tal es así que hizo una cena en su domicilio para solicitar aportes a los empresarios para la campaña de la Alianza Paraguay Alegre. Esto incluso había motivado una denuncia por parte de los apoderados del Partido Colorado.
La figura de Juan Max Rejalaga como recaudador salió a relucir hace mucho tiempo. Trabajó al lado del principal grupo político impulsor de la campaña de Ferreiro: El P- MAS, encabezado por Camilo Soares.
Soares es un viejo amigo de Rejalaga, porque cuando fue acusado por la Fiscalía por supuestamente sobrefacturar la compra de panificados, (caso coquitos de oro) la defensa de Camilo presentó como prueba un dictamen elaborado por el perito que contrataron; se trataba de Max Rejalaga.
Rejalaga admitió que mantenía un vínculo comercial y de amistad con Eduardo Tischler, propietario de Orion Group, la misma empresa que le vendió los “coquitos de oro” a la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), cuando Camilo Soares era ministro. “Teníamos un boliche juntos”, confirmó el perito.
Todo esto demuestra que Rejalaga no es ningún “nene de pecho” y está en condiciones de hacer cualquier cosa.
