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Dos violentos marginales encañonaron a los integrantes de una familia que se dedica a la distribución de gaseosas, para luego apoderarse de la 170 millones de guaraníes. El hecho ocurrió este miércoles, en horas de la noche. Los afectados trabajan de manera independiente y este miércoles vendieron sus productos en el estadio del Club Cerro Porteño, donde se realizó un encuentro deportivo por la Copa Libertadores. Las víctimas aparentemente estaban siendo seguidas sin percatarse de la situación. Al llegar al domicilio, los maleantes accionaron.
ASUNCIÓN.- Los delincuentes robaron también un vehículo, pero posteriormente dejaron abandonado, tras ser acorralados por efectivos policiales, quienes actuaron de inmediato tras ser alertados. El hecho ocurrió en el barrio Sajonia. Resultó víctima Miguel Giménez y toda su familia.
El parte policial indica que el hombre circulaba a bordo de un automóvil de la marca Toyota Premio con chapa HFD 295 y contó a los intervinientes que estaba en compañía de su esposa y de sus hijos, cuando fueron interceptados por dos desconocidos. Fue al estacionar frente a su vivienda, para ingresar al garaje, en Díaz de Solís entre Capitán Gwynn y Mayor Martínez.
Allí, los bandidos a punta de pistola le obligaron a descender presurosamente del rodado, ante la mirada atónita de su pareja e hijo, quienes nada pudieron hacer, para evitar el hecho. En el interior del auto se encontraba la suma de G. 170 millones, producto de la venta del día.
Posterior al asalto, los maleantes abandonaron el vehículo sobre las calles Estados Unidos y 12 Proyectadas. El móvil fue hallado por los efectivos policiales, pero el dinero ya no estaba.
Giménez lamentó el hecho y manifestó que el botín no estaba asegurado, por lo que perdió toda su ganancia. Relató que trabajan en la venta de gaseosas en lugares deportivos, por lo que ahora tendrán que comenzar de nuevo, al quedarse sin recursos.
Reveló, que ambos delincuentes eran dos, de aproximadamente 25 años, vestidos de negro y de contextura delgada. Al lugar llegaron los agentes del Departamento de Investigación de Delitos y de Criminalística, pero no había ni rastros de los delincuentes. Solamente procedieron a la verificación del vehículo y posterior entrega al propietario.
