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En Roque Alonso, los jinetes del apocalipsis

Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso
Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso

En las dos últimas semanas, la ciudad de Mariano Roque Alonso fue centro de atención por la celebración de la Expo 2018. De las miles de personas que llegaron a la feria, muchas de ellas tuvieron la ocasión de recorrer algunos sectores de la ciudad y constataron el enorme contraste de la comunidad con esa “fiesta del trabajo”.

Roque Alonso es la “fiesta de la haraganería”, con sus calles en lamentable estado, suciedad por doquier, malezas sinfín y hasta desagües cloacales a cielo abierto.

Esta situación lleva al desencanto a los pobladores, desde hace mucho tiempo, pero cada vez que se desarrolla la tradicional Expo, la vergüenza es pública y nacional. Esta ciudad vive el momento más nublado de la política y hasta ya se escuchó la palabra coloquial “mamarrachos”, con la que muchos definen a las autoridades municipales.

Y sí, los roquealonseños vivimos en la ciudad de los mamarrachos, porque somos “los hazme reír” del país. Al parecer en esta comunidad y especialmente en la Municipalidad, todo está siendo devorado por los pactos sucios, intereses propios y las componendas para despilfarrar la plata del pueblo.

De otra manera, no se explica el estado de abandono de la ciudad y la inacción de la comuna con un presupuesto que supera los 50.000 millones de guaraníes al año. Un visitante, quien tuvo la oportunidad de conocer Mariano Roque Alonso y al recorrer sus calles, manifestó: “Ustedes sí que cabalgan con los jinetes del apocalipsis”.

Esta persona se refería al tercer jinete, el que según la Biblia, representa al hambre. Es el que traería consigo escasez de muchas cosas, menos de los lujos “tales como el vino y el aceite aún estarán disponibles”.

Y tal cual, en Roque Alonso tal vez no haya hambre, pero sí muchas necesidades, no así para la intendente Carolina Aranda (PLRA) y los 12 concejales, para ellos abundan “el vino y el aceite”. Porque ellos son hoy los jinetes del apocalipsis, quienes están aniquilando a esta pobre ciudad. Los ciudadanos ya no saben a quién recurrir y hablando de la Biblia, parece que hasta Dios le dice a los roquealonseños, “llamen más tarde”.

En el 2015, se presentaron algunos “Quijotes”, diciendo en su campaña que todo se podía arreglar, que todo va cambiar. Pero el solo pensar en quienes hicieron esa promesa, entre ellos la propia Carolina Aranda y los impresentables concejales, ya era muy difícil creer en sus propuestas, porque tienen pésimos antecedentes.

Y peor aún, cuando se la vio a la intendente acompañada de su esposo, Marcelo Salinas, un personaje incapaz, que toda su vida “mamó” de la política, de entidades públicas, como SNPP, Cárcel La Esperanza, Gobernación de Central, etc.

Mientras que algunos, de los hoy concejales, se presentaron con la bandera del cambio, por sus condiciones de “no político”, pero son los peores. Grande es la decepción, por ejemplo en el caso de Andrés Caballero, el excomunicador de Canal 9. Pero éste ya tuvo su castigo, el pueblo ya le pasó la factura. Antes de acomodarse bien en la Junta Municipal, por su desmedida ambición, ya se candidató para diputado y al parecer ni sus familiares le votaron.

Con respecto a la intendente, hay que decir que hasta el momento lo único llamativo que hizo (en casi 3 años), fue algo que parecía imposible, que su esposo Marcelo Salinas sea diputado. Este personaje nunca ganó una elección, ni en comisiones vecinales. Intentó más de una vez ser intendente de Roque Alonso, pero las ganas le dieron provecho, nunca nadie le votó.

Claro, esta vez con el poder económico, seguramente de la plata del pueblo, la jefa comunal consiguió enviar otro “Carlos Portillo” al Parlamento. Uno ya se imagina lo que será la dupla Portillo-Salinas en la Cámara de Diputados. Dios nos guarde y libre a los ciudadanos comunes.

Portillo ya dijo que un parlamentario no se puede comparar con una persona común. En tanto Salinas, antes de llegar al Congreso, ya dejó entrever que la persona común es la que menos le importa.

Por ejemplo, mientras se despilfarraban recursos de la Municipalidad en su campaña proselitista, en la escuela Fe y Alegría Despertar, los alumnos, los más carenciados de la zona, no recibían el alimento escolar (merienda y almuerzo), para cuyo efecto la comuna tiene mucha plata proveniente del Fonacide.

Realmente es una vergüenza y es muy probable que la pareja Carolina-Marcelo haya gastado todo el dinero en la campaña proselitista o tal vez en las súper vacaciones que se mandaron. Mientras tanto, qué importa la situación de abandono de la ciudad, qué importa que los niños estén pasando hambre, total ellos, intendenta, el diputado y los concejales se llenan los bolsillos.

Juan Walberto Zarate es el único concejal que no acompaña la pésima

gestión de Carolina Aranda, asegura que seguirá peleando contra “esta estructura mafiosa y corrupta de Carolina Rocío Aranda Fernández y su marido, el novel diputado, Marcelo Salinas Fernández”. Agrega que el equipo está conformado “por lacayos, títeres inoperantes, inútiles y ladrones de guantes blanco”.

Remarcó también la triste realidad de la ciudad de Mariano Roque Alonso “y las condiciones lamentables en la que viven nuestros contribuyentes”, subrayó.

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