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El rostro de la intolerancia

Paso Yobái es un distrito del Guairá, con una población de menos de 30 mil habitantes, la mayoría, afiliada a la ANR. Debido a su escasa densidad, es obvio que no afectará demasiado al resultado de las internas coloradas del 17 de diciembre próximo, a pesar de lo cual el presidenciable de Honor Colorado, Santiago Peña, decidió empezar allí su gira por el departamento.

Seguramente sabía que el pequeño distrito estaba manejado por un colorado de la disidencia, pero Peña ha demostrado en estos meses que justamente allí donde va a encontrar más críticos a su imagen y al gobierno es donde quiere llegar, porque no teme ni el debate, ni la confrontación de ideas, ni las críticas.

De todos modos, solamente estaba prevista una reunión con dirigentes de base de HC, por lo que no se esperaba mucha afluencia de gente. Lo vino a complicar todo la lluvia que desde temprano cayó en gran parte del territorio nacional, por lo que los responsables de la campaña acudieron al intendente Ronald Vázquez, de Colorado Añetete, para que permitiera el uso del tinglado municipal, para que el encuentro se realizara bajo techo.

Y se encontraron con una muralla de odio, discriminación e intolerancia. El intendente dijo no y prohibió que el presidenciable oficialista y sus seguidores se acercaran siquiera al tinglado, que, en realidad, no pertenece a un movimiento interno de la ANR sino a todos los casi 30 mil habitantes de Paso Yobái.

Vázquez no sabía entonces que gracias a su intolerancia, iba a sacar a luz la tremenda vocación cívica de su pueblo, porque todos aquellos que no habían manifestado el menor interés en conocer a Peña, ni bien se enteraron de la absurda decisión municipal, y de que el oficialista no había dado marcha atrás y había decidido realizar el encuentro en la calle, bajo la lluvia, acudieron en tropel a dar su apoyo y solidaridad a un político que, a pesar de los resabios dictatoriales y las injusticias, no se supo rajar.

Así que en lugar de 100 o 200 dirigentes colorados, en el acto callejero en el que Peña se dirigió a la ciudadanía de Paso Yobái, hubo más de 1.000 personas, bajo la lluvia, con paraguas o guarecidas bajo algún precario techito. Decían los dirigentes del entorno del oficialismo que el momento fue muy emotivo e inesperado. Algunos aseguraban que jamás habían vivido algo así, viendo cómo, la indiferencia de una población se transformaba en admiración y entusiasmo hacia un foráneo que llegaba a hablarles de sus planes de gobierno, y de rabia y vergüenza hacia ese compueblano que había demostrado no estar a la altura de los nuevos tiempos.

Santiago Peña conquistó el corazón de la mayoría de los habitantes de este pequeño distrito del Guairá, que posiblemente no decidirá los resultados de las internas de diciembre, pero que contribuirá grandemente en la consolidación de un proyecto inclusivo, tolerante y que plantea la unidad –no granítica, sino basada en el respeto y una visión común sobre las necesidades del país- como alternativa válida para continuar el proceso iniciado en el 2013.

Ayer, Santi ganó en Paso Yobái, y Mario Abdo Benítez, gracias a su acólito Vázquez, perdió como en la guerra.

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