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Rutas mortales

Es cada vez más alarmante lo que ocurre en las rutas del país los fines de semana. En realidad, no solamente los fines de semana. También en días normales de trabajo. La crónica de accidentes es francamente terrible. No menos de 10 o 12 compatriotas dejan este mundo debido a colisiones en casi todas las rutas muy transitadas del país.

Las causas de este flagelo en realidad son múltiples. Aunque ellos siempre llevan la delantera en cuanto a óbitos, dejaremos de lado por el momento a los “motocas” y nos ocuparemos de otras facetas del problema.

Muchísima gente joven también involucrada en sucesos del tránsito.  Por impericia, por falta de conocimientos, por la juventud extrema, muchas veces por el alcohol, adolescentes y jovenzuelos de todo tipo aparecen en la crónica roja, ensangrentados, tirados en el asfalto, engrosando fríamente las estadísticas.

Mencionamos de paso el alcohol, pero se tiene que tener en cuenta también que en cada operativo que realiza la Caminera siempre cae una docena o dos de ebrios al volante, pese a las múltiples advertencias que se hacen y a los controles casi invariables de los fines de semana, sobre todo en la periferia de Asunción, pero por lo visto, nadie aprende.

Y conste que manejar borracho es una de las contravenciones en la que no se admiten coimas, al menos no como en otros casos, el borracho al volante generalmente paga las consecuencias. Si a la barrera policial acompaña una presencia de la Fiscalía, entonces el asunto para el infractor está sumamente jodido.

Hay otras causas accesorias. También la falta de mantenimiento apropiado de los vehículos, autos sin luces, sin buenos frenos, etc, y, por supuesto, ¡cuando no!, los eternos baches que por lo menos en la capital del país, son un problema insolucionable para Ferreiro, casi como los que tiene la NASA, para ubicar un cohete en Saturno.

Todo bien. Pero ocupémonos ahora de lo que consideramos la raíz principal de los accidentes de tránsito en Paraguay. Sobre todo en las rutas.

¿Cuál es la principal causa de accidentes en ese ámbito? Por qué excelentes conductores pierden la vida en sucesos violentos, de manera totalmente impensada. La respuesta es clave: Por lo mal que manejan otros conductores. Por los vehículos en mal estado que circulan a paso de tortuga en rutas que admiten solamente dos carriles de circulación, uno de ida y otro de venida por lo cual no pueden ser adelantados durante kilómetros y kilómetros.

El drama arranca en el caso de la ruta 2, cuando se pasa el desvío a San Bernardino. Desparecen los cuatro carriles y quedan solamente dos. En la ruta 1 sucede lo mismo en la zona de Ytororó, cuando los cuatro carriles del acceso sur se convierten también en solamente dos.

Pesados camiones, van exhalando un humo asqueroso, negro,  lentamente, por el único carril disponible, o si no es un camión, es un vehículo destartalado que no circula a más de 5 k/h, o también una familia que vuelve “alegre”, sin apuro, a casa luego de un paseo por el interior, no exento de tragos por supuesto. Inmediatamente se forma una columna, el vehículo que lo sigue no puede adelantar, se suma otro, y otro, y así una larga serpiente.

De pronto se desprende uno que estaba en el medio de la cola, le “mete pata” y logra adelantar a un par. Luego tiene otro resquicio y atropella de nuevo hasta pasar al lerdo “puntero”…en las dos ocasiones volvió a entrar en su carril al milímetro antes de ser embestido por los vehículos que venían en contrario.

Si moría en el intento, ¿de quién es la culpa? De su audacia, de su irresponsabilidad, dirán algunos. Nosotros decimos que no.  La razón del problema es que no se controlan estas anomalías que sacan de quicio a buenos conductores,  al circular por las congestionadas rutas del país ¿Será que es tan difícil poner un retén de la Caminera en estos tramos difíciles?, aunque inicialmente más no sea para desplegar una labor educativa. Detener a los camioneros que van entorpeciendo el tráfico e indicarles que salgan a los descansos cuando tienen una cola inmensa detrás. Que pasen todos y luego volver a la cinta negra.  Hacer lo mismo con los “tortugas”, indicarles que no se puede circular a esa velocidad en rutas internacionales y de paso inspeccionar sus autos a ver si están en condiciones mecánicas.

Hay presencia de la Caminera los fines de semana. En sus puestos habituales y agilizando el tránsito en ciudades intermedias a la capital.

Pero, esa labor que sugerimos no la hace nadie.

Y se podrían evitar tantas muertes…

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