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San Salvador, un pueblo que retoma el sendero del progreso y bienestar

El pueblo de San Salvador “va por buen camino”, dijo el intendente municipal, Oscar Miranda. Y por cierto, se trata de una comunidad que está retomando el sendero del progreso y bienestar de sus habitantes, tras duros golpes en su desarrollo económico. Primero la desaparición del tren, que le afecto sobremanera y el luego el cierre de la Azucarera Iturbe.

 SAN SALVADOR (Dpto. del Guairá).- El nombre de este pueblo sonaba fuerte desde la década del ’50 hasta fines de 1980. Era una comunidad de extraordinario movimiento. Sin embargo, tuvo dos épocas muy difíciles, de las que se está reponiendo actualmente.

Primero “se le vino la noche” cuando desapareció el tren y hace poco nomás recibió otro duro golpe, dejó de funcionar la Azucarera Iturbe. Era el principal mercado de la gran producción de caña dulce, principal rubro de renta de los agricultores salvadoreños.

Ante esta situación, la Municipalidad busca potenciar el turismo, atendiendo de manera especial un emblemático sitio, la exestación del Ferrocarril Carlos Antonio López. En la amplia plazoleta ubicada en el lugar se tiene un monumento a aquella legendaria locomotora.

En tanto que la gran parte de la población rural se dedica a la agricultura. Se observan cultivos de tabaco, maíz, mandioca y uvas. Mientras que en el rubro de la actividad ganadería, poseen ganados vacunos, equinos, porcino y caprino.

San Salvador se encuentra aproximadamente a 200 km de la Ciudad de Asunción. Se accede a esta comunidad, por un ramal de la ruta Nº 8 “Dr. Blas Garay”, que se encuentra totalmente pavimentado.

Es un pueblo elevado a la categoría de municipio el 31 de marzo 1951, separándose de Borja. Hace dos semana cumplió 61 años como un pueblo independiente. Su fiesta patronal lo celebra el 6 de enero, día del Niño Salvador del Mundo.

Esta comunidad guaireña es también atractiva por su quietud. Es muy tranquila, ideal para el descanso y tomar contacto con la naturaleza. Está rodeada de tres arroyos importantes, el Yhaca Guazú, Remansito y el Itacuña. Son muy visitados aun en esta época del año.

Este año la ciudad festejó su aniversario “de la mejor manera”, unidos, aprovechando la Semana Santa, “para unir a nuestra gran familia Salvadoreña”, dice un informe de la Municipalidad.

También la comunidad tuvo un regalo este año “muy importante para la toda la ciudadanía”, dijo el intendente Oscar Miranda quien agregó: “Entregamos una ambulancia completamente equipada y lista para hacer frente a cualquier necesidad que se presente. Cumpliendo así nuestro compromiso en menor tiempo de lo prometido, demostrando que cuando hay voluntad todo se puede”, enfatizó.

También fueron inauguradas obras por el aniversario, una ciclovía, reparación de caminos vecinales, construcción de puentes y pavimentos de las calles céntricas de la ciudad.

GUARDAN LINDOS RECUERDOS

La antigua Estación de Tren de esta ciudad es una de las construidas entre 1887 a 1894. Hoy guarda lindos recuerdos de aquellos tiempos del transporte ferroviario, próspero entonces. Los más antiguos pobladores aún conservan en la retina aquellas locomotoras que surcaban los verdes parajes paraguayos, con pasajeros desde la capital del país hasta Encarnación. Además, de aquí partía el ramal que llega a Abaí, en el departamento de Caazapá.

Hoy, con la colaboración de los mismos pobladores, se conservan y se cuidan celosamente estos bienes históricos y culturales. Muchos elementos utilizados en aquellos tiempos son guardados en el museo instalado dentro de la edificación (ex estación). Además se creó la Asociación del Centro Cultural Comunitario La Estación, de manera a poder trabajar en conjunto, en pos de la defensa del patrimonio.

La estación contaba también con dos grandes talleres, en los que hoy aún permanecen al menos 2 locomotoras esperando ser restauradas para darle mayor importancia

“El sonido de la sirena, de los hierros retorciéndose, de la gente aguardando la llegada o partida del tren o de la venta de chipás, permanecen impregnada en el silencio de las grandes moles de hierro, que atestiguan el tiempo pasado donde la prosperidad del mundo ferroviario llenaba de vida a la ciudad”, señala un escrito de los voluntarios de la exestación.

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