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Se cae a pedazos el mito de los “Dones”

Saturaron a la opinión pública con “noticias” relativas a la “abrumadora mayoría” ciudadana en contra de la enmienda. Cualquier acto protagonizado por 20 o 30 personas, generalmente violento, era, según ellos, “expresión genuina de la indignación popular”. Decían que solo una “minoría golpista” defiende el proyecto de impulsar un Referéndum para que los electores se expidan sobre la reelección. Y cuando los sectores antienmienda llegaron a 1.500 o 2.000 personas, a lo sumo en un par de ocasiones, los números se convertían por obra de magia en 8.000 o 10.000. Hasta que el partido colorado, en un solo día, movilizó 10 o 20 veces más que todos estos en un mes, demoliendo así el escandaloso fraude “informativo” en el que incurren sistemáticamente los medios de Zuccolillo y Vierci, para engañar sin escrúpulo alguno a sus incautos seguidores.

Por supuesto, ni ABC Color, ni Última Hora, ni sus canales de aire, ni de internet, ni tampoco sus radios publicaron los actos multitudinarios realizados en diversas localidades de la República, salvo para decir que “hubo poca gente” o que solo asistieron funcionarios públicos.

Nadie les reclamó, les reclama, ni les reclamará que sostengan tal o cual posición política. Son libres de escoger la que más les venga en ganas, como de hecho lo hacen con absoluta libertad, incluso abusando groseramente de ella, como cuando apelan a la ley del “vale todo” -la única que respetan- y promueven la violencia con tal de lograr sus objetivos.

Pero lo que hicieron la noche del lunes y todo el día de ayer, en términos periodísticos, bate récords. Superaron con creces la capacidad de asombro de hasta los más escépticos, que esperaban “algo chico”, una “tapita”, como se llama al título pequeño en la portada. Pero nada. Lo que hicieron fue practicar la censura, de manera brutal, sin el menor disimulo, afectando no solo al “sujeto de la noticia”, en este caso a los organizadores de las movilizaciones proenmienda, sino, sobre todo, a sus propios seguidores, a quienes impidieron ejercer el derecho a la información.

Pero la realidad es como es, valga la expresión. Los colorados se movilizaron por decenas de miles en todo el país y para la próxima semana lo harán otros tantos, en respaldo al proyecto de que sean los electores, casi 4 millones, los que decidan si se aprueba o rechaza la reelección.

¿Qué hubiera pasado si la convocatoria de los colorados era escasa? Nada, aunque algunos columnistas de opinión apostaban a eso y hasta desarrollaron “sesudos” análisis concluyendo que eso iba a “obligar” a Horacio Cartes a retirar el proyecto de enmienda. Un disparate mayúsculo, concebido al solo efecto de presionar al presidente para que pierda por “walk over”, pero que no se compadece de los estándares mínimos de rigurosidad que debe acompañar todo diagóstico serio.

Lo cierto es que este tema no se resuelve “en las calles”, como algunos pretendían cuando tenían la cancha libre, y si así fuere, la Cámara de Diputados debería sancionar ya mismo la ley por la cual se llama a Referéndum para considerar la enmienda, pues “en la calle” sus partidarios son mayoría indiscutida, tal como se demostró el pasado lunes, con solo cuatro días de preparación, cero difusión en los medios hegemónicos y una lluvia de amenazas de “contramarchas” que auguraban nuevos actos de violencia.

La enmienda debe ser resuelta en ámbitos institucionales, como corresponde en un Estado de Derecho. Los diputados deben sesionar con todas las garantías del caso, sin patotas violentas ni medios de prensa que los amenacen con la hoguera en el caso de que resuelvan darle su visto bueno. Si aprueban, sus detractores tienen todo el derecho del mundo a judicialiar el caso, siempre en el marco de las instituciones que determina la Constitución, léase Corte Suprema de Justicia, y si ésta da curso a las acciones en contra de lo resuelto, el proyecto se remite al archivo, pero si las rechaza, el soberano, por fin, será el que ejerza su derecho a decir sí o no a la reelección.

Los actos del lunes, que estuvieron antecedidos por una nutrida concentración del Frente Guasu en Oviedo, el sábado último, hicieron trizas el mito de los “Dones” sobre la supuesta orfandad popular de los reelecionistas, dejando en claro que un segmento importante de la sociedad comparte dicho proyecto.

Es hora de que tomen nota del hecho, “toquen” los frenos e instruyan en el mismo sentido a sus títeres políticos dentro y fuera del Congreso, ajustando su actuar, unos y otros, a la Constitución y las leyes.

Y algo más que deben digerir en estos días de “receso”. Ya no están solos en la cancha…

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