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Senadores deben dejar de perjudicar al país

No puede ser que se siga perdiendo el tiempo de esta manera, postergando los intereses nacionales a causa de una guerra interna que lo único que hace es boicotear cualquier proyecto que tenga como objetivo el bienestar ciudadano.

El conflicto surgido por la conformación de las comisiones asesoras del Senado es una muestra clara de que la cuerda ya se ha estirado demasiado y que es tiempo de aflojar la tensión para que la cosa no vaya empeorando hasta llegar a un punto sin retorno.

Cualquiera pensaría que lo de las comisiones es intrascendente porque el trabajo de los senadores está en las sesiones plenarias, pero esto es falso. El trabajo real, el que decide qué proyectos serán aprobados y cuáles rechazados, está en las comisiones asesoras. Allí es donde se analiza cada tema, se conoce a los protagonistas y/o responsables de ellos; es, en fin, donde se llega al fondo de la cuestión en cada proyecto planteado a la cámara.

Es más; es en comisiones en donde se decide cuáles son los proyectos que llegarán a ser estudiados por el plenario y cuándo lo harán. Así que la importancia de estos grupos de trabajo es fundamental para el buen funcionamiento del Legislativo y para que los legisladores hagan correctamente su trabajo, en pos del bien común.

Pero en este momento, la estéril guerra planteada por la disidencia colorada y sus aliados de izquierda lo que ha hecho fue manosear de tal modo la conformación de las comisiones que en este momento hay algunas que no tienen mesa directiva, en otras están solo los que ostentan la mayoría coyuntural de la cámara y en otras, que tienen objetivos bien específicos, se eligió como presidentes a personas absolutamente ajenas al tema que deben tratar; todo por culpa del cupo político.

Como ejemplo de esto debemos mencionar lo ocurrido con la Conaderna (Comisión Nacional Bicameral de Defensa de los Recursos Naturales), en donde fue electo presidente Fernando Lugo. Esto ha generado una reacción de contundente rechazo de los ambientalistas de todos los sectores, muchos de los cuales trabajan muy de cerca con esta comisión y conocen su desempeño, realidad y necesidades.

Ellos han preguntado públicamente, a través de las redes sociales, qué puede saber de ecología y recursos nacionales el exobispo y expresidente de la República para presidir una comisión que es tan importante y fundamental para la protección del ambiente.

La respuesta que han recibido estos ambientalistas y cualquiera que ha protestado por la conformación de las comisiones asesoras del Senado es que son “cupos políticos”, pretendiendo así acallar las protestas y justificar los absurdos abusos con los que impiden que el país avance hacia una vida más digna.

Es tiempo de que esto termine. Hay que institucionalizar el trabajo de las comisiones, integrándolas con personas capaces e idóneas en cada área respectiva. Posiblemente Lugo podrá presidir alguna comisión dedicada a cuestiones sociales que conozca. Pero tienen que dejar de hacer vito con estos grupos de trabajo que son tan fundamentales para el buen funcionamiento del Congreso.

Hay que parar el carro, sentarse a analizar la situación, poner cabeza fría y buscar la forma de solucionar estas metidas de pata que una y otra vez lo único que hacen es perjudicar a todos. Si los disidentes quieren seguir peleando con Horacio Cartes y su equipo, a lo mejor pueden desafiarles a una pelea en el ring, pero ya no utilizar los recursos del Estado para mostrar su enojo.

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