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ASUNCIÓN.- A pesar de lo que pretenden los disidentes y efrainistas, es la mayoría del Senado la que decidirá si se trata o no la enmienda, una vez que se consigan los 23 votos necesarios para aprobarla. Ni Roberto Acevedo ni Silvio Ovelar tienen potestad para rechazar el tratamiento del proyecto, a pesar de lo que cacarean en cuanto medio consiguen espacio.
La desesperación que afecta a marioabdistas y efrainistas parece haberles hecho perder el poco raciocinio que tenían. De lo contrario no se explica cómo, de pronto, han decidido erigirse en los intérpretes de la Constitución y los responsables de su aplicación.
Según el senador marioabdista Silvio Ovelar, conocido como “Trato apu’a” por haber sido filmado comprando votos en las elecciones del 2013, no se puede tratar la enmienda, aunque la mayoría del Senado lo quiera. Aseguró que no lo harán porque no permitirán “que se viole la Constitución”, la misma que ellos pretenden violar.
Hace unos días, el presidente del Senado, Roberto Acevedo, dijo que él no recibirá el proyecto de enmienda, en caso de ser presentado, porque no aceptará violar la Constitución. Ahora, Ovelar aseguró que el liberal tiene razón al negarse a dar entrada un proyecto inconstitucional, porque de lo contrario se convertiría en cómplice del hecho.
Pues ambos se equivocan. Desde luego, no serán ni Acevedo ni Ovelar quienes decidirán si se trata o no el proyecto de reelección vía enmienda porque es algo que compete a la mayoría y si se tienen los 23 votos necesarios para su aprobación.
El argumento de estos piratas de la política es que el artículo 290 de la Constitución prohíbe que un proyecto de enmienda rechazado, pueda volver a ser tratado antes de un año. Y como ellos tuvieron la gran estrategia de presentar un proyecto, justificar su aprobación y luego rechazarlo, creen que ya cumplieron el requisito y la enmienda no podrá volver a ser tratada antes de agosto de este año.
Esto es falso. Resulta absurdo que quien presenta un proyecto y justifica la conveniencia de aprobarlo, luego vote en contra. En la exposición de motivos del proyecto presentado por los antienmienda durante su jugarreta, aseguraron que la forma más democrática y constitucional de aprobar la reelección era a través de la enmienda, y ahora no pueden decir lo contrario, salvo que reconozcan que mintieron, con lo que violarían el principio de la buena fe, prevista en un Estado de Derecho.
LA AMENAZA DE BETO
Los grandes “protectores” de la Constitución Nacional son, en realidad, los que permanentemente amenazan con violarla y advierten que no tendrán problema en recurrir a la violencia con tal de impedir que la enmienda pueda ser tratada.
El marioabdista Silvio Ovelar dijo en una entrevista radical que si se aprueba la enmienda, habrá violencia porque la violencia genera violencia. Lo único que queda claro con esto es algo que ya habíamos advertido anteriormente, que los antienmienda están dispuestos a recurrir a las amenazas para evitar que el proyecto sea tratado.
Si este sector incita a la violencia para frenar la iniciativa popular, lo que hará, en realidad, será impedir que se cumplan disposiciones constitucionales que garantizan que la ciudadanía pueda manifestar su deseo a través de dicha iniciativa.
Solamente quienes no tienen razón ni modo de justificar sus acciones necesitan recurrir a las amenazas de violencia para intentar amedrentar a quienes piensan de manera diferente. Pero esto no es tan raro si tenemos en cuenta el sector del que proviene el líder de este mejunje, el stronismo.
