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ASUNCIÓN.- Si al dueño del diario ABC, Aldo Zuccolillo, se le antojara pintar grafitis en las paredes del Departamento de Estado, terminaría preso en alguna cárcel americana. Porque el país que tanto admira tiene reglas muy duras para quienes atentan contra bienes del Estado. ¿Sería preso político? No. Sería un simple delincuente y así habría de ser tratado.
Dicen que siempre parece más verde el pasto del vecino y debe ser así para Zucco, aunque los Estados Unidos no son precisamente vecinos nuestros, pero ABC es casi el vocero del país del Norte ya que ama y admira todo lo que allí ocurre.
Esta campaña de denuncia por la detención del abogado Paraguayo Cubas a causa de haber pintado grafitis en la pared de la Fiscalía, es emprendida con verdadero entusiasmo por el matutino de la calle Yegros, que diariamente denuncia con absoluta fuerza e indignación que después de 28 años del golpe de Estado, de nuevo hay presos políticos en el país.
Pero si esto ocurriera en los Estados Unidos, y fuera el mismo Zucco el que se atreviera a pintar un edificio del Estado, sería detenido de manera inmediata y metido a una cárcel, no como preso político sino común y corriente, con todos los demás delincuentes comunes y corrientes que tiene el país.
Pero ni hace falta viajar a Norteamérica para descubrir la incoherencia de Acero. Imaginemos por un momento que Payo hubiera decidido llenar de garabatos alguno de los edificios de su inmenso grupo empresarial. Si munido de una brocha gorda hubiera atacado al democrático empresario pintando las paredes del diario, o del Mariscal López Shopping, o el Pinedo, o del Banco Atlas.
Lo más probable es que, de manera descontrolada, llame al 911 –o haga llamar a alguno de sus esbirros- para denunciar tamaña caradurez y pedir que el grafitero fuera detenido y aplaudiría hasta con los pies si se tiran sus huesos en alguna cárcel bien lejana.
No denunciaría que el detenido es un preso político y más bien exigiría que fuera condenado como un delincuente común. Pero claro, que Zucco adecue las informaciones a sus intereses es algo que ya no sorprende a nadie.
