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Sin intervención exterior

En Venezuela se están ubicando las piezas para solucionar este largo e intolerable conflicto al que llevó Nicolás Maduro a su pueblo, de la mejor manera que podía ocurrir, de manera interna, sin intervención del exterior, si bien es cierto que contar con el apoyo internacional debe dar un plafón especial para quienes intentan combatir cara a cara a un sistema que los mantuvo sometidos y con miedo durante demasiado tiempo.

La Operación Libertad, desarrollada por el presidente interino, Juan Guaidó, y la oposición, con el apoyo contundente de la población venezolana, tuvo su momento estelar cuando consiguió la liberación de Leopoldo López, el más emblemático preso político que tenía Maduro, porque con ello demostró que un importante sector de los militares –fundamental sustento del dictador- había empezado a transitar por un camino diferente y decidido romper con el viejo esquema.

Hace tiempo quedó claro que el cambio fundamental tendría que venir de adentro. Solo los venezolanos iban a tener el poder necesario para echar a Maduro, y para ello debían horadar los cimientos de la estructura chavista que llevaba demasiado tiempo manejando los hilos del poder. Además, ese bloque que conformaban las Fuerzas Armadas debía romperse de alguna manera. Esas eran las dos condiciones que podían permitir soñar con la derrota de la dictadura chavista y que Venezuela pudiera recuperar la libertad y dignidad perdidas hace demasiado tiempo.

Este cambio apenas está empezando con la liberación de López y la salida de los venezolanos a las calles. Ayer, era evidente que todo el pueblo había tomado las principales arterias de Caracas, resistiendo hasta los amagues de violencia de las fuerzas de seguridad que aún se mantienen leales a Maduro.

Aún no hay nada definido porque el dictador insiste en que tiene la lealtad de toda la milicia y de los grupos de poder del régimen. Pero cada vez parece más evidente que esto no es así y que el muro que lo protegía se está resquebrajando de tal manera que el final parece cada vez más cercano.

Lo que cada vez parece más cierto es que Maduro se está quedando solo, porque sus mismos aliados se cansaron de sus abusos y su prepotencia, y su olfato advierte que ha llegado el momento de cambiar el juego y permitir el acceso de un sistema diferente, que permita la reinstalación de un sistema democrático, con igualdad de oportunidades para todos los sectores políticos.

Esto es lo que informan voceros del gobierno americano, al asegurar que el país del Norte no está detrás de lo que está ocurriendo ahora en el país caribeño, y que esto es fruto de un enfrentamiento interno. Es decir que Venezuela está solucionando los problemas de los venezolanos. Lo único que nos queda esperar es que lo haga de la mejor manera posible, sin que recrudezca la violencia y sin que el precio, en sangre, sea demasiado alto.

Los venezolanos merecen terminar con tanta represión, hambre y miedo, y vivir con la ilusión de recuperar su país y todo su poderío. Ojalá que lo puedan hacer sin mucha violencia. Ya la sufrieron suficiente y merecen dejarla atrás.

 

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