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Sin propósito de enmienda

La crisis económica que estamos viviendo tiene a todo el mundo preocupado. Cuando dieron el puntapié inicial a la jornada de recaudación de Teletón, por ejemplo, el tema afloró con toda fuerza. El director de la entidad saludó a la gente indicando que  era un año difícil y se temía no llegar a la meta, por los problemas que había en el ámbito económico.

Dicho y hecho. Hicieron un fantástico esfuerzo para recaudar lo esperado, pero no llegaron al monto necesario, tal como lo vaticino su director en la apertura. Finalmente una milagrosa como millonaria donación de alguien que prohibió dar su nombre, permitió que se enjugaran las lágrimas por el fracaso.

Y es así. Da la impresión de que en estos tiempos hay que arreglárselas solo, ya que el gobierno va en una dirección, incomprensible por cierto, dadas las urgencias, y el pueblo va en otra, como si fueran dos mundos diferentes.

Los problemas no se arreglan, se detectan, se denuncian, con documentos, pero silencio, queda ahí. Todo sigue como por inercia, como nave al garete (sin rumbo) como dirían los expertos en navegación.

Arrimemos pruebas.  La gravísima denuncia que hizo la Contraloría, con documentos, de las irregularidades cometidas por varios ministros del gabinete en sus declaraciones juradas, hechos que constituyen delitos, previstos y penados con hasta cinco años de cárcel, sin que hasta el momento el “jefe” de los mismos, haya emitido un solo comentario al respecto.  Si se tiene la intención de comenzar a hacer bien las cosas, las cabezas de los mismos debieron comenzar a rodar apenas se ventiló el hecho. Pero no…todo sigue igual.

Asimismo, el tema mencionado trajo como dato conexo la información de que el Estado es una atractiva agencia de viajes, con todo pago, para los señores secretarios del Estado del gobierno. Algunos de ellos se volvieron expertos viajeros, acudiendo a los destinos más atractivos del mundo para tratar temas que nada tenían que ver con su ámbito de trabajo. La denuncia está, los viajes están documentados, aunque muchos de ellos no rindieron cuenta ni de sus viáticos, pero no pasa nada. “No coment”, como dirían los yanquis.

Están otras lacras hace tiempo denunciadas por la prensa como causantes de los padecimientos económicos del pueblo, como la gestión desastrosa (para el pueblo) de la titular de Petropar, quien responde única y exclusivamente a los intereses de los emblemas de los combustibles, que toda la vida expoliaron a la nación. Se habla de un poderoso “padrino” que está pagando favores políticos, aparentemente interminables, aunque aquí hay un  error de concepto. El que paga el pato en realidad es el pueblo paraguayo.

Resulta de pronto hasta angustiante verlo al ministro de Hacienda implorando que no haya aumentos en el PGN 2020. No hay dinero, no hay de donde sacarlo, ahora van a vulnerar “un chiqui” el tope fiscal, etc., porque la situación de las finanzas públicas es desesperante.

Pero, por otro lado, ¿qué hace el gobierno para corregir sus defectos de fondo?.  Nada. Sigue adelante con su agenda autista con una absoluta falta de lo que en el sacramento católico se denomina “propósito de enmienda”, para caminar hacia la redención.

Aquí no hay nada de eso. No hay apuro por nada. Todo se debe al “factor externo” y punto.

Así la situación no se corregirá nunca y entonces la cuestión será: Hasta cuándo aguantarán los compatriotas este modo de hacer las cosas, tal alejado de la realidad y escuchando cantos de sirena, que lo único que harán es llevarlo al abismo.

 

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