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SMO: Hay que parar la pelota y discutir alternativas serias

Después de permanecer años en la indiferencia sobre el tema, el escándalo generado por el gobierno al intentar reactivar una ley del 75 para obligar a los jóvenes a hacer el servicio militar, hizo que cualquier sector pensara que tiene la solución mágica y habla de su proyecto propio. Eso no es serio. Lo más prudente es pisar el freno y desarrollar un debate que aborde todas las propuestas, para que lo que finalmente se resuelva sea positivo y duradero.

ASUNCIÓN.- Otra vez estamos cayendo en la vieja costumbre de reaccionar de manera descontrolada cuando ocurre algo que nos moviliza, sin reflexionar ni debatir, sino pretendiendo imponer mágicas soluciones que, finalmente, no beneficiarán a nadie.

Con la crisis innecesaria generada por el gobierno, con su intento de reeditar una ley de la dictadura sobre el SMO, claramente inconstitucional, se produjo una reacción en cadena, y aunque todos los sectores pretenden la derogación de la norma, cada uno quiere plantearlo a su manera, de tal forma a tener protagonismo logrando alguna solución mágica que nos salve de un problema que lleva años siendo postergado.

Es que el problema se inicia con la misma Constitución, que, por un lado, ratifica el SMO y, por el otro, crea la figura de la Objeción de Conciencia. Para colmo, desde 1992 hasta ahora, jamás se sintió la necesidad de conciliar ambas posturas, radicalmente opuestas. Ni siquiera se habló de la ley del 75, que contiene artículos que se contraponen abiertamente con la Carta Magna, ya que establece el SMO como única salida para los jóvenes, y dispone multas para quienes no cumplan con esta obligación, habida cuenta de que en la CN se dice que no habrá sanción punitiva.

Durante la Constituyente hubo un corto debate sobre el tema, y ni siquiera se llegó a la conclusión de tomar una postura radical, por eso es que los convencionales no se animaron a derogar la figura del SMO y establecer el servicio voluntario y crearon una figura híbrida que ahora es el motivo de la confusión y la crisis actual.

Así que ahora sí se plantea la necesidad de un debate serio entre todos los estamentos de la sociedad, de manera abierta y sincera. Es obvio que el presidente de la República defiende la obligatoriedad del servicio militar, ya que pone a su hijo como ejemplo de ello; sin embargo, aunque parece obvio que las Fuerzas Armadas no están en condiciones de recibir a un aluvión de jóvenes, sino que cuenta con plazas bastante limitadas.

Por otro lado, luego de lo ocurrido en las últimas semanas del año pasado, es más que evidente que la mayoría de los jóvenes no tienen vocación militar y prefieren optar por la objeción de conciencia, ya sea porque tienen que estudiar o trabajar. Todas las posturas deben ser tomadas en cuenta y generar un debate del cual surja una fórmula que contemple las alternativas y respete las decisiones personales.

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